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El Barça, Enríquez Negreira y la Fiscalía

El caso Barça-Enríquez Negreira toma un nuevo brío con la intervención de la Fiscalía, que ha decidido denunciar al Barcelona como persona jurídica y a Bartomeu y a Enríquez Negreira por un supuesto delito continuado de corrupción en los negocios, antes conocido como corrupción entre particulares, y además a Bartomeu por administración desleal. Aunque los pagos al que en el periodo investigado fuera vicepresidente de los árbitros se iniciaron en 2001, a los anteriores presidentes, Gaspart, Laporta (hoy regresado) y Sandro Rosell les alcanza el periodo de 10 años de prescripción para este tipo de delitos.

No es nada que vaya a producir efectos deportivos para el Barça en España, donde los delitos por fraude deportivo en grado máximo tienen prescripción en el increíblemente breve plazo de 3 años. Es curiosa lo vieja que se nos ha quedado la nueva Ley del Deporte recién tuneada. Que 18 años de pagos, con cuatro presidentes, al vicepresidente de los árbitros a cambio de conseguir, según declaró él a Hacienda, que “no se tomaran decisiones arbitrales en contra del Barcelona” salga de rositas es cosa que choca con el sentido común. Para más pistas, esa trapisonda finalizó exactamente en cuanto Enríquez Negreira cesó en su vicepresidencia.

El mensaje de los árbitros es que Enríquez Negreira no pintaba nada. Que vendía humo. En todo caso, el Barça sí parecía pretender algo, y no debió quedar tan descontento si prolongó 18 años el contrato y sólo lo cortó cuando Negreira perdió su posición. Por otra parte, entre sus funciones estaba la de reservarse el comunicar personalmente a los 32 árbitros, en una pequeña sala, uno por uno y en conversación privada, quiénes iban a la categoría A, quiénes a la B, y quiénes a la C, que diferenciaban a los internacionales y aptos para grandes partidos, al pelotón medio y a los condenados a partidos menores y amenaza de descenso. No es poco, digo yo.