El arbitraje, en medio de un tiroteo
Los números siempre son fríos y si no los contextualizamos, seguramente cada uno arrimará hacia su lado la interpretación. La diferencia es muy grande entre otras ligas y la nuestra y ahora tendremos que analizar el porqué de esta situación. El primer error es intentar comparar Liga y Premier, totalmente diferentes en juego, en comportamiento, en cultura… Hay muchos condicionantes por medio. El primero es el diferente código disciplinario, allí mucho más severo. La conducta violenta y el juego brusco grave se sancionan en la Premier con tres partidos y con uno aquí.
Los comités, vía Federación, entran allí de oficio en acciones que no ha visto el árbitro y en cambio aquí no lo hacen. El tackling es una de las acciones más bonitas del fútbol y también de las más difíciles de ejecutar sin incurrir en juego brusco grave. En las Islas es una jugada que dominan muy bien, fundamentalmente porque si llegas un segundo tarde te arriesgas a una expulsión.
Una de las labores de los colegiados es preservar la integridad física de los jugadores, y aquí es donde tiene que ir el debate. ¿Qué clase de fútbol queremos? ¿Permitimos más agresividad y tenemos más lesiones por impacto o intentamos proteger al jugador y por ende el espectáculo? Os pongo un ejemplo. ¿Dejamos ir por la autopista a 250 km/h y llenamos los hospitales o vamos a 120 y reducimos los accidentes?
Las reglas evolucionan según avanza el fútbol. No nos olvidemos de que las agresiones por codazos terminaron el día que se empezaron a expulsar. Al igual que las entradas por detrás. Os propongo un ejercicio. Poned este fin de semana cualquier radio o televisión y veréis cómo los comentaristas piden más tarjetas que las que saca el árbitro cuando luego son los primeros en decir que se sacan muchas comparadas con Inglaterra.
Habría que empezar por tener un dato para este trabajo: qué tarjetas se mostraron fuera del concepto disciplinario y amparadas por las reglas y cuántas se quedaron sin mostrar por la misma razón. Igual nos salen más de las que van. Yo creo que este debate es guionizado y dirigido, cuando el fútbol español tiene problemas muchísimo más gordos que las tarjetas rojas. ¿Queremos mejor espectáculo? Acabemos con las simulaciones, las pérdidas de tiempo, y esto, sin la ayuda de los jugadores, es una tarea dificilísima para el árbitro. Porque sí, el fútbol es para listos, pero no para tramposos.
Por cierto, en Champions, Eurocopa o Mundiales, con árbitros de todas las nacionalidades, se sacan muchas menos tarjetas que en Inglaterra, y para los que os gusta comparar y solo veis los resúmenes de la Premier, tengo que deciros que si en España hay ruido con los árbitros, el que hay en Inglaterra con el VAR es incluso mayor. La autocrítica siempre es necesaria para avanzar juntos y saber hacia dónde queremos que vayan el fútbol y el arbitraje español. De todas formas, en estos momentos no interesa otra cosa que no sea la leña al fuego. Hay muchos millones detrás en juego y lo que se busca es un mayor control del producto fútbol. Y una vez más, el arbitraje pasaba por allí...