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Las Vegas del Bernabéu

El Clásico de pretemporada es como el tinto de verano. Te lo tomas ahora porque la canícula aprieta, pero sabes que cuando vuelva el frío y hasta dentro de un año no vuelves a pedírtelo en un restaurante. Por eso es bueno mirar más allá del resultado. En las gradas del Allegiant Stadium había un predominio alucinante del blanco. Casi el 80% de los 61.000 aficionados que llenaron las gradas iban con la camiseta del campeón de Europa. Los culés estaban salpicados entre un mar de zamarras white. Eso significa que el Madrid, pese a la dolorosa marcha de Cristiano en 2018, no ha perdido cuota de pantalla en el país donde el fútbol crece a ritmo de vértigo. El Barça perdió a Messi y eso se notó en esa maravilla arquitectónica construida en mitad del desierto. Cierto que precisamente por eso el equipo de Ancelotti debió dar algo más y conceder alguna alegría mayor a su legión de fans, aunque sea cantando ese gol que no llegó. Tuvo la culpa el poste de la portería de Ter Stegen, tras un Valverdazo espectacular del Halcón uruguayo, y por esa derecha rígida de Asensio que envió fuera un pase de la muerte de Lucas Vázquez que hubiese hecho diana si llega a caerle la pelota a su zurda de seda.

Los nuevos

Rüdiger jugó de lateral zurdo, dado que Ancelotti prefiere no romper la dupla Militao-Alaba. El alemán me convence menos ahí que en el eje de la zaga. Además, Militao podría probar algún día el jarabe de banquillo para que recupere su mejor versión. El golazo de Raphinha, que lo es, viene de una ‘asistencia’ del brasileño, que soltó un pase en la frontal de forma suicida. Necesitamos el Militao imperial de la 14, sin frivolidades y sin dar sustos al gran Courtois rifando pases en una zona plagada de minas. Rüdiger va a ser muy bueno en su sitio. Y Tchouameni también, pero puso cara de debutante y jugó demasiado encorsetado. Todo llegará. Es un jugadorazo.

La jugada de Vinicius

Los americanos que llenaron el estadio de la ‘Ciudad de las segundas oportunidades’ pagaron un mínimo de 240 dólares para ver espectáculo. Y ese lo dio Vinicius, el mejor jugador que había sobre el césped, con una jugada en carrera brutal en la que fue sorteando rivales con sus regates diabólicos así como patadas inaceptables en un partido de verano. Busquets tiró la primera y, como no logró el objetivo, Jordi Alba consumó la obra con una patada lateral tremenda, olvidándose de la pelota. Para mí era roja directa. En el fondo refleja lo que hay. Un Barça ‘apalancado’ y con urgencias ante un Madrid que vive de la conquista de títulos, no de batallitas parciales para la galería. Muchos culés amigos míos se consolaron el año pasado con el 0-4 del Bernabéu (también sin Benzema, curioso), pero luego el Madrid ganó el Triplete. Ahora pueden caer en la misma trampa. Sabemos que ganar al Madrid es un título para ellos. Laporta, sonríe ahora, pero no te vengas arriba. Los que pasa en Las Vegas, queda en Las Vegas...