Domingo sin corona
El domingo 10 de septiembre estaba marcado en el calendario internacional como una jornada importante para el deporte español. Era el día, lo sigue siendo, de la celebración de las finales del Mundial de baloncesto y del US Open, dos grandes eventos en los que se defendía título. No habrá lugar a ello. Tanto la Selección de Sergio Scariolo como Carlos Alcaraz van a ceder sus respectivas coronas. El equipo de basket cayó prematuramente, en la segunda fase, y ahora tendrá que ver en el televisor cómo litigan por el trofeo Alemania y Serbia, dos países a los que ha batido en los recientes campeonatos. Alcaraz, por su parte, perdió en su semifinal ante Daniil Medvedev, un competente tenista en pista rápida al que Carlitos había vencido en sus dos últimos cruces, en Indian Wells y en Wimbledon, pero que esta vez supo moldear su juego para contrarrestar al español. Este mismo fin de semana hemos visto también cómo otro número uno, Remco Evenepoel, ha perdido abruptamente su cetro en La Vuelta.
En el deporte de élite, la línea entre la victoria y la derrota suele ser muy fina. En el Abierto de Estados Unidos, por poner un ejemplo, no se repite el mismo ganador desde Roger Federer en 2009. Los campeones y los aspirantes a serlo están en constante movimiento, en permanente progresión. Nadie se duerme. Y quien lo hace, se queda en el camino. Los casos de la Selección, de Alcaraz o del propio Evenepoel confirman la dificultad de hollar la cima y la mayor dificultad aún para mantenerse en ella. Las derrotas de hoy ponen en valor los éxitos de ayer. Los tropiezos también son una fuente de enseñanza. Hay un lema deportivo que sostiene: ‘Unas veces, ganas; otras, aprendes’. Sirve también para la vida. Remco dio este sábado una de esas lecciones de saber levantarse. El baloncesto español y Carlitos Alcaraz volverán igualmente a la cumbre.