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Derrumbe de las campeonas del mundo

Nuestra selección femenina, campeona del Mundial y de la Nations League, era una de nuestras bazas más acariciadas para el oro, pero ya no lo habrá. Anoche se derrumbó estrepitosamente ante Brasil, a la que ya habíamos ganado en la fase de grupos. Tremendos errores defensivos, falta de manejo en el medio campo hasta la aparición de Alexia Putellas, ya con el encuentro perdido, y una incapacidad permanente para cerrar los balones de Brasil a la espalda de nuestra defensa fueron las causas. A pesar de un digno esfuerzo final, que nos permitió colocarnos 1-3 y 2-4, el equipo dejó una impresión fatal.

Lo peor fue lo de atrás, empezando por Cata Coll, heroína tantas veces. Ella abrió la primera brecha, al fallar en el juego con el pie: un pase mal dirigido rebotó en la brasileña Portilho, luego en Paredes y acabó tomando la dirección del arco vacío. El partido empezaba cuesta arriba y se complicó aún más con la extensión de un cierto nerviosismo que atenazó a casi todas. A las creadoras, con fallos en el pase reiterados; a las defensas, con inseguridad y descolocación ante los balones largos a su espalda. Y ni cuando España, ya al final, jugó realmente bien, se corrigió la sangría atrás. Fue una constante.

Aún queda una bala: el partido por el bronce. Esta selección puede ser medallista, pero algo se ha roto. Una derrota así deja consecuencias en el ambiente interno, que ya venía siendo turbulento, como se deduce del esmero que ha puesto la seleccionadora en hacer coincidir lo menos posible a Jenni Hermoso y Alexia Putellas. Aparte de eso, la incorporación de la otrora amotinada Patri Guijarro no ha servido para nada y Aitana Bonmatí ha venido haciendo un flojo torneo. Todo mezclado, la perspectiva del partido por el bronce no es ilusionante, y desde luego la situación exhala un aroma de fin de ciclo.