Denis Suárez, lo que pudo ser y lo que es
Cuestión de necesidad
En tiempos de terapia, siempre es bueno contar con gente que te tenga confianza. Denis Suárez (31 años) debió pensar algo así cuando decidió enrolarse en el proyecto del Alavés. Después de sufrir un calvario por las lesiones, el reencuentro con Coudet tras coincidir antes en el Celta era un estímulo trascendental en su elección. Se había sentido importante con él, validado en esa posición en el doble pivote donde ve el fútbol de cara y se maneja con un principio de sensatez y calidad diferencial. En el medio está la virtud. En los dos últimos partidos, Denis suma sendas titularidades, coronadas con el gol y su recital ante el Espanyol. En 76 minutos, intervino hasta en 60 ocasiones, con solo dos entregas erradas de 46 intentadas y seis recuperaciones. Su alianza con Antonio Blanco proporcionó empaque y sentido con el balón al Alavés. Seguramente, Denis Suárez necesitaba un partido como este para ampliar su huella. Entre tanto infortunio y proyecciones exageradas en sus inicios, ha seguido una trayectoria dispar, con demasiados cambios, sin establecerse del todo en un sitio más allá de su estancia en el Celta. No fue lo que prometía, pero aun así es un jugador de extraordinarias condiciones y de rango. Vitoria, con Coudet más si cabe, parece un buen lugar para demostrarlo.
Se quita un peso
No hay mayor carga que las expectativas ajenas. A Jon Gorrotxategi (23 años) le ha pesado la sombra de Zubimendi en este inicio de curso. Un jugador que brilló sobremanera con el Mirandés en Segunda ha tenido que lidiar con su propia adaptación a la Real Sociedad y con las exigencias de los demás. Aunque le ha costado, parece incuestionable que en sus últimas actuaciones ha ofrecido ya el rendimiento que se esperaba. Su gol en el derbi vasco, con un final inédito en la historia de esta rivalidad mayúscula y deportiva al no haberse resuelto nunca un enfrentamiento de Liga en el tiempo de descuento, llenó de razones a su figura. Fue el culmen a un encuentro en el que jugó con máxima solvencia en todos los registros, ayudando a los centrales cuando Guruzeta los sacaba de zona y con capacidad para asomar en el área de Unai Simón como en la jugada decisiva del 3-2. No será Zubimendi, ni debe pretender serlo, pero tampoco se ha de dudar del recorrido de Gorrotxategi.
Puro corazón
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Otro futbolista que causó cierto impacto en Segunda la pasada temporada fue Kervin Arriaga. A sus 27 años, el hondureño resultó clave en la permanencia del Real Zaragoza, esa que ahora pende de un hilo más que nunca. Su rendimiento le sirvió para que el Levante apostara por él, y duelos como el del Celta avalan la jugada granota. Pese a la derrota, injusta por los méritos de uno y otro después de que los de Calero estuvieran con diez más de medio partido, Arriaga protagonizó una exhibición de derroche, sacrificio defensivo e intensidad. Estuvo en todas partes, de punta a punta del campo, con intervenciones notables como la del gol o su cruce que evitó el 1-2 que finalmente llegaría en el añadido. Fue el futbolista del Levante que más recuperaciones completó (siete), el segundo con más remates (2) y el tercero con más pases (30). Además, su singular manera de jugar desata una conexión inmediata con la grada. Pasó en el Zaragoza y ha vuelto a pasar en el Levante.
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