Dembélé, una evidencia respetada

He trabajado para France Football y en la organización del Balón de Oro durante veinte años. Sin embargo, desde hace cuatro años, no tengo ninguna relación laboral con la revista ni con su prestigioso premio. Así que me siento totalmente libre de criticar, o de alabar, la decisión del jurado y la manera de entregar el famoso galardón. Y, hoy, lo escribo tal y como lo pienso: la victoria de Ousmane Dembélé es una gran noticia para el fútbol y para la credibilidad del Balón de Oro. Se ha impuesto la evidencia. Se ha respetado la lógica. Algo que no ha sido tan claro en ciertos momentos como, por ejemplo, en algún que otro ganado por Messi. Aunque les puedo asegurar que, en ningún momento de la historia del Balón de Oro, han pasado “cosas raras”. Los votos son transparentes y, una vez más, serán publicados en la revista. Que lo sepa el padre del segundo de este año.

Volviendo a la victoria de Dembélé, creo que nadie puede desmentir que el jugador parisino ha cambiado no sólo la temporada del PSG sino la historia de este club, el segundo francés en conquistar la Champions (después del Marsella en 1993). Su influencia ha sido bestial para que el equipo de la capital gala dé el salto definitivo hacia la grandeza. Criticar el voto del jurado es menospreciar el talento, el trabajo y la ilusión. Es decir la base de lo que más nos gusta en el fútbol.

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