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Demasiadas manos tocan el reglamento

La tercera acepción de la palabra automatismo, según la RAE, se refiere a la ejecución mecánica de actos sin que el autor sea consciente de ellos. El automatismo es una de las habilidades que tiene que cultivar un buen árbitro, ya que carece de tiempo para meditar sus decisiones, que han de ser casi instantáneas.

No es mi intención compararme con un juez, no soy tan osado, pero ellos disponen de tiempo para la reflexión y el estudio antes de dictar sus sentencias. El árbitro, por desgracia, no tiene ese tiempo. En menos de un segundo debe dictaminar sobre una acción que ha visto en movimiento y con las pulsaciones muy altas. Es decir, no hay tiempo para meditar ni deliberar.

Expuestas estas obviedades, quiero denunciar que hoy en día a los árbitros nos han privado de esos automatismos que tan importantes son para desarrollar nuestra actividad. Y lo digo por los constantes cambios que se están produciendo en el arbitraje desde que David Elleray es director técnico de la IFAB.

Podría extenderme en ejemplos, pero me voy a quedar con uno, y es el tema de las manos. No he visto nunca tanto cambio de conceptos para dilucidar cuando son punibles y cuando no. Han querido fiscalizar tanto, establecer tantos tipos, que el asunto puede dar para una tesis doctoral. Pero en la práctica, cuando se produce una mano, al árbitro se le pide que la encuadre en una categoría, que la evalúe y que decida cuando no dispone de tiempo para hacerlo.

Ahora, en estas jugadas, el automatismo que un árbitro ha ido adquiriendo durante su carrera no sirve. Ahora tiene que analizar la altura de la mano, si ocupa un espacio no natural, si viene de rebote, si el presunto infractor la podía quitar, si es la que va al suelo, si el jugador se hace más grande, si la tiene en una posición natural para esa jugada en concreto. Y eso que vale para este año puede cambiar el próximo. Y hasta podrían añadirse más variantes.

Ahora, desde la tranquilidad que da ver los toros desde la barrera, aprecio que cada vez se lo ponen más difícil a los árbitros. Establecer tantas categorías solo ha traído dudas.

La situación es tal que prima más un PDF que el sentido común. ¿De verdad que necesitaba el fútbol tanto cambio? ¿Alguien estaba pidiendo eso?

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