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De Milán al cielo europeo

De Milán al cielo. Del Guiseppe Meazza al liderato de su grupo en la Champions League. En otra noche para la historia, para no olvidar nunca, para guardar en los corazones txuri-urdin para siempre, y para disfrutarla eternamente. Porque lo que está haciendo la Real Sociedad en esta Champions League es histórico. Ha quedado campeón de grupo por primera vez, sin haber perdido un solo partido y sin haber estado en ningún momento por detrás en el marcador, y encima logrando ese primer puesto, nada más y nada menos, que en un escenario y un rival tan gigantes como el Inter de Milán. ¿Se puede conseguir de una manera más grande? Yo creo que no. Necesitaba un empate, y lo consiguió; el empate con más sabor a victoria de la historia. Porque ha sabido muy bien. Pero es que encima, la sensación de que se podía haber ganado porque ellos tampoco te metieron tanto el miedo en el cuerpo.

A la Real Sociedad sólo le faltó controlar mejor los contragolpes del Inter de Milán, que interpretó a la perfección el partido, porque no le importaba no tener la pelota y hacer creer a los txuri-urdin que llevaban el dominio, pero la realidad es que fue un falso dominio, porque no era superior sobre el terreno de juego. Y esa fue la clave hasta el descanso. Porque no se puede decir que el equipo de Imanol jugara mal. Todo lo contrario. Supo mantener su personalidad de querer salir siempre con la pelota controlada desde atrás, y cuando lo consiguió, llegó con peligro a la portería de Sommer, pero echo en falta un poco más de finura en los últimos metros. Sin embargo, no fue capaz de entender que en esa intención de ir con ambición hacia arriba, también podía dejar puertas abiertas, que iban a aprovechar jugadores que corren como gacelas como Thuram o Di Marco.

Pero, claro, ¿de verdad alguien pensaba que se iba a conseguir ser campeón de grupo sin sufrir en el Giuseppe Meazza? ¡Claro que se sufrió! Pero al mismo tiempo se peleó como jabatos, con una personalidad arrebatadora y una capacidad competitiva digna de alabanza. Porque en la segunda parte, se arremangó y se puso el mono de trabajo, para mirarle a la cara a todo un Inter de Milán y decirle “somos la Real y si quieres ser primero, tendrás que pasar por encima de mi cadaver”. Pero no le iba a dejar, por supuesto. Y no le dejó. Fue una maravilla verle jugar de esa manera, con un arrojo y una valentía tremendas. Porque ese es el verdadero valor de este nuevo éxito impresionante de la Real con Imanol Alguacil en el banquillo.

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