De la Fuente y su fe en los chicos del 19
Espolvoreada aquí y allá por jugadores de diferentes edades, la Selección española ha confirmado en la Eurocopa el verdadero potencial de la generación que ganó el Europeo Sub-21 en 2019. Luis de la Fuente dirigió aquel equipo, integrado por varios jugadores que ahora forman el núcleo de su convocatoria. Unai Simón, Fabián, Olmo, Merino y Oyarzabal participaron en aquella edición. Rodri, básico en las alineaciones durante las rondas precedentes, no acudió al torneo, en pleno de proceso de negociación de su traspaso del Atlético de Madrid al Manchester City, donde se ha convertido en el referente fundamental del equipo hegemónico en la Premier League durante los últimos años.
Algo en el extraordinario rendimiento de la Selección remite a la familiaridad a la que tantas veces se refiere De la Fuente, sin duda relacionada con el grado de conexión futbolística y personal que mantiene aquel grupo de jugadores, que ya había avisado de sus cualidades cuatro años antes en el Europeo Sub-19, donde Rodri, entonces en el Villarreal, Merino, en Osasuna por aquellas fechas, y Unai Simón figuraban en la Selección que ganó el torneo, junto a futbolistas tan prometedores como Marco Asensio (Mallorca) y Ceballos (Betis).
De la Fuente ha seguido una línea natural en su elección de jugadores. Sin historial como entrenador en Primera y Segunda División, su conocimiento de las sucesivas hornadas de internacionales juveniles es exhaustivo. De su experiencia como seleccionador en aquel Europeo Sub-21, la última edición que ganó España, queda algo más que el bloque de aquella generación. En aquel campeonato destaca la escasa presencia de jugadores del Real Madrid y Barça, los dos clubes que suelen aportar más nombres a la Selección en cualquier categoría.
España venció en la final a Alemania (2-1), con una actuación destacadísima de Olmo, enrolado en el Dinamo de Zagreb, después de pertenecer a la cantera del Barça hasta los 16 años. Jugador entonces desconocido para el gran público, el salto a la Selección absoluta estaba cantado. Se le designó mejor jugador de la final. Fabián jugaba en el Betis, después de una temporada de cesión en el Elche. De su tendencia original a jugar en la media punta pasó al amplio compromiso defensivo y ofensivo que se exige a los centrocampistas. Fue elegido mejor futbolista del Europeo Sub-21.
En la alineación titular de la final no figuraba ningún representante del Barça y del Real Madrid. En cierto modo, esta Eurocopa sigue un patrón parecido. Atrás queda el modelo 2010, famoso porque significó la victoria en el Mundial de Sudáfrica. En aquella Selección de virtuosos, seis integrantes (Puyol, Piqué, Xavi, Busquets, Iniesta y Pedro) procedían del Barça y tres del Real Madrid (Casillas, Sergio Ramos y Xabi Alonso). Villa, pertenecía al Valencia y Capdevila al Villarreal.
España se enfrentó el martes a Francia con una miscelánea de procedencias. El equipo más representado fue el Athletic, con dos titulares (Unai Simón y Nico Williams) y Vivian, que sustituyó a Navas (Sevilla) en la última media hora del partido. El resto del equipo contaba con un jugador por club: Nacho (Real Madrid), Laporte (Al Nassr), Cucurella (Brighton), Rodri (Manchester City), Fabián (PSG), Lamine Yamal (Barça) y Morata (Atlético de Madrid).
En un país donde el foco periodístico se sitúa en Madrid y Barcelona, foco que el fútbol aumenta todavía más, esta diversidad posiblemente operó en contra de las expectativas en la Eurocopa. Se hablaba de un buen equipo sin figuras, al contrario que Francia, Inglaterra y Portugal, selecciones trufadas de estrellas mediáticas. Cuatro semanas han sido suficientes para elevar exponencialmente el crédito de los jugadores españoles, entre ellos a un adolescente, Lamine Yamal, que ha pasado de proyecto de gran jugador a estrella indiscutible de la Eurocopa.
Hace un año, Lamine Yamal jugó el Europeo Sub-17 junto a Cubarsí y Fort, entre otros jóvenes que ya han debutado con éxito en Primera División. Lamine y Nico Williams han agregado al equipo las cualidades que faltaban a la generación que De la Fuente adiestró en la Selección que ganó el Europeo Sub-21 en 2019, un gran equipo de centrocampistas, de físico radicalmente distinto al de la generación anterior pero de interpretación parecida del juego, pero sin el ingenio y la aceleración de los dos extremos que han deslumbrado este verano en Alemania.
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