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De la Fuente, ante su segunda alineación

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Dos puntos definen una línea, prescribe la geometría euclidiana, y aunque no estoy seguro de que el fútbol siga las pautas de Euclides, espero que este segundo partido de la nueva Selección deje pistas que nos indiquen hacia dónde vamos. De momento, quienes conocen a De la Fuente, le acompañaron en la Sub-21 y conocen sus comportamientos en aquella etapa recuerdan que en estos casos de dos partidos seguidos solía hacer varios cambios. Es una cosa que yo entiendo sólo a medias cuando uno de los dos partidos es amistoso, y peor si los dos son oficiales. Pero como ahora estamos de búsqueda tiene su lógica y habrá que aceptarlo.

Los exégetas del seleccionador anuncian al menos cinco cambios, pero ¿cuáles? Ante Noruega el equipo dio un serio cante hasta que empezaron las sustituciones, que lo fueron mejorando y alegrando, dando como fruto esos dos goles de Joselu que enmendaron el mal examen. El cambio afectó a los cinco que jugaban por delante de Rodri, de modo que la renovación afectó de pleno a la zona de creación y remate. A cualquiera se le ocurriría que el equipo que cerró tan bien el partido debería ser el que iniciara el de hoy, pero eso sería demasiado simple y el fútbol hace tiempo que, salvo raras excepciones, huye de la simplicidad.

Yo al menos espero que sí salga Ceballos, punto de arranque de la mejoría ante Noruega, porque es bueno premiar los méritos mayores y el suyo lo fue, como el de Joselu, aunque temo que a este preferirá reservarlo como arma de última media hora, papel que este fútbol de tantos cambios empieza a dibujar con nitidez. Lo que menos me gustaría sería tener la sensación de que reparte actividad de forma igualitaria, como la superior de las ursulinas repartía sonrisas sin distingos a todas las que cantaban aquello de qué buenas son que nos llevan de excursión. A un seleccionador se le conoce por la mano firme para decidir o por su deseo de agradar a todos.