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De este City sólo asusta Haaland

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Bueno, pues será el City, como todos pensábamos y hasta podríamos decir que temíamos. El City no ha sido mejor que el Bayern en la eliminatoria, pero a este partido concurrió con un 3-0 en la buchaca, un resultado que no definió el partido de ida pero que ahí estaba, y le permitió jugar a verlas venir. La expectativa de que el Bayern desatara una tormenta a la alemana de las de otros tiempos era quizá vana. En este tiempo de fútbol estandarizado, donde todos los equipos Champions son un agregado de jugadores de cualquier lugar, ya apenas queda sitio para aquellos elementos diferenciales de unos decenios atrás.

Me tocó asistir a varias tormentas de esas y eran terribles. Nada que ver con este Bayern de fútbol más bien pelmazo, ejecutado con menos pasión e ingenio del que requería la circunstancia. Alborotó Coman por la derecha, pero cuando por fin una de sus jugadas acabó en gol de Tel, resultó que había arrancado en off-side. El único gol llegó, ya muy tarde, en un penalti por mano del nuevo testamento, otro caso más de defensa convertido en reo sin hacer nada malo: metió el pie al centro de Mané, el balón le rebotó en él y subió hasta su mano, que estaba donde debía estar. Bueno, pues paciencia. De ahí llegó el gol, tan tarde que ya ni asustaba.

Tampoco me gustó el City, empaquetadito atrás, defendiendo por acumulación, rígido. Un equipo muy por debajo de la valía de sus jugadores. Haaland falló un penalti por mano de Upamecano, que en esta eliminatoria ha sido un saboteador infiltrado en la defensa del Bayern, pero luego marcaría en un contraataque rápido, tras fallar otro parecido, rematando la eliminatoria mucho antes de aquel penalti tardío. Me impresiona Haaland sobre todo por su tamaño, lo veo como un adulto jugando entre mozalbetes: gana en zancada, gana en carga, gana en salto. Y sabe jugar. Enfrentarse al City es como discutir con un señor que tiene un martillo en la mano.