De Bojan a Lamine, de aquella España a esta
Lo tenía España en su mano y en 15 minutos se esfumaron sus ilusiones. Son cosas que pasan a esta edad. Enfrentamientos más sonados e inesperados que este los ha habido siempre entre La Roja y Francia. Aquel doble de las generaciones 87 de Piqué y Cesc, por un lado, y Benzema, Ben Arfa y Nasri, por el otro; o aquella tanda de penaltis en Corea en la que De Gea empezó a labrar su leyenda de Van der Gea; o ese otro 4-0 en la final en Turquía en la que Thiago dio un recital; o, más recientemente, el gol de Abel Ruiz en la India que apeó a los franceses del Mundial.
Una pena. Duelos tan igualados y de canteras tan parejas como la española y la francesa pueden salir hacia cualquier lado. Esta vez fue Francia la que se lo llevó tras una gran reacción al golazo de Lamine Yamal. Los de Julen Guerrero han dejado su nombre en lo alto. Llegaron al torneo ganando a todas las grandes selecciones de Europa y lograron sellar su billete para el Mundial, lo que permitirá que volvamos a verlos a final de año.
Nos deja también esta edición el nombre de Lamine. El gol antológico con el que abrió la semifinal está al alcance de muy pocos. Hay que ver cómo progresa en el Barça y en la Selección, pero España está ante un grandísimo talento. Su caso recuerda al de Bojan, una joya deslumbrante a esta edad pero difícil de orientar luego. Ojalá sirva de algo aquello, por el bien de los culés… y de todos los españoles.