Dani Carvajal
Por la megafonía del Bernabéu, como siempre en cada gol, se repitió tres veces el nombre del goleador, coreado por el público. Fueron cuatro goles al Girona, y después de dos de ellos se oyó ¡¡¡Jude!!! Y Manu y Blanca, con sus bufandas del color del nombre de la niña, gritaron ¡¡¡Bellingham!!! En el primer gol, el estadio contestó a Vinicius Junior y en el último, a Rodrygo Goes. El Madrid jugó contra el segundo clasificado y máximo goleador de La Liga hasta ese momento, con disciplina militar. Los mayores elogios y focos se han puesto, con razón, en Bellingham y en Vinicius, por su extraordinario partido, pero hay que destacar a muchos, a todos, a los 16 que jugaron y a Ancelotti. El Madrid ganó con un buen trabajo EN EQUIPO. El Girona no tiró ni una vez entre los tres palos de Lunin, y esa superioridad de los blancos, Xavi, sí que adultera la competición. Las ayudas de Camavinga a Mendy y de Valverde a Lucas Vázquez (otro futbolista ejemplar) anularon el enorme peligro que tiene el Girona por las bandas. El francés y el uruguayo recorrieron muchos metros juntando al equipo, con las líneas muy próximas en ataque y en defensa, bajo la dirección de Kroos, un maestro del pase con tiralíneas y que pone la aceleración o la pausa del juego, según convenga al equipo.
El Madrid no podía contar con ninguno de los cuatro centrales, ni tampoco con los dos titulares del Castilla; los seis, lesionados. Jugaron Tchouameni, impecable, en la derecha, y uno de los nuestros, Dani Carvajal, de defensa central izquierdo. Contra el Atleti, una semana antes, lo había hecho de central en la derecha.
El 12 de mayo de 2004, y tuve la suerte de estar allí, un chaval de 12 años, jugador del Alevín A, fue uno de los que colocaron la primera piedra de la nueva Ciudad Real Madrid en Valdebebas, Daniel Carvajal Ramos, que ha sido el último futbolista de La Fábrica que ha triunfado en el primer equipo. El sábado, Carvajal se puso el mono de trabajo y tiró de experiencia, llevando la corneta de órdenes de la defensa, jugando donde y como le hacía falta al equipo. Una estrella del fútbol como él, ganador de cinco Champions, entre otros muchos títulos, jugó, como siempre, con la entrega, la humildad y la grandeza del Real Madrid. Y mañana, sin Jude, más sacrificio… es Champions.