Que el Sevilla aguantara casi una hora sin verse por debajo en el marcador fue un milagro. Pero a que la ayuda divina se disipara ayudó de forma definitiva la gestión del banquillo que hizo Sampaoli. Sus cambios empeoraron, más si cabe, a un equipo que sobrevivió en el primer acto y que inició el segundo con Ivan Rakitic, a sus casi 38 años, como falso nueve en la inmensa pradera que es el Camp Nou.
Se ha alabado el acierto de Sampaoli en sus comparecencias de prensa desde que aterrizó de nuevo en Nervión. Nada tienen que ver con algunas declaraciones disparatadas de su primera etapa. Sin embargo, en la ya lejana temporada 2016/17, su lectura de los partidos era casi perfecta y ganó muchos puntos con sus decisiones. Ahora, acierta más ante los micros que desde la banda. Y así es imposible.