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Cristiano en el Atleti es impensable

Cristiano está en un mal viaje. Ofrecido primero al Barça, ahora al Atleti, dos destinos imposibles porque en ambos sitios ni le quieren ni le necesitan; y aun si se dieran ambas condiciones faltaría la económica, a no ser que rebajara sus pretensiones hasta el nivel de delantero común, que es lo que empieza a ser y no se quiere dar cuenta. En el Madrid promedió 50 goles por temporada a lo largo de los 9 años que estuvo, una auténtica barbaridad. En esta última temporada ha marcado 25 para el United, buen número que no está al alcance de todos los delanteros, pero sí de bastantes. Y número menguante, parte de una curva declinante ya inevitable.

Por otra parte, el Atlético empieza por tener un atasco en la posición con Griezmann, Morata, João Félix, Correa y Cunha y sigue por tener una afición que en su mayoría no le soporta. Le tiene una antipatía que va más allá de la propia hacia un jugador que ha militado tantos años en el Madrid y que le ha hecho tantos goles. Ha abundado en gestos evitables, sobre todo aquel alborozado quitarse la camiseta cuando marcó el cuarto gol de Lisboa, de penalti, lanzada a enemigo muerto que no servía para ganar un partido ya ganado. Por no hablar también de que su condición de jugador exclusivo y egoísta choca con el modelo esforzado y solidario de Simeone.

Quiere jugar la Champions, pero es que el United era equipo Champions cuando él llegó y si ahora no lo es a él corresponde hacer, junto a sus compañeros, el esfuerzo para que vuelva. En lugar de eso busca ‘un proyecto’, como se dice. En las mismas estaba Messi cuando se fueron Xavi e Iniesta y empezó a poner cara de incomprendido porque el Barça no le garantizaba ‘un proyecto’. Cuando Kubala llegó al Barça el proyecto fue él, cuando Di Stéfano llegó al Madrid el proyecto fue él… Y Pelé en el Santos, Cruyff en el Ajax… Sobre sus espaldas creció todo. Pero Cristiano, como antes Messi, no busca equipo al que alzar, sino peana sobre la que lucir.