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Con la vista puesta en el ascenso directo

Las cosas han cambiado. Tras la hecatombe de Ferrol se han sumado siete de los nueve puntos posibles y el panorama ya se puede ver de otra manera. Por fin se ha ganado fuera de casa, cuatro meses después, y los rivales siguen empeñados en darle más vidas y oportunidades al equipo de Pezzolano. El Eibar no arranca del todo, el Elche acumula derrotas y ha perdido fuelle, el Racing falla ante el Alcorcón, pierde el Burgos. Todos estos aspectos juntos dejan al Real Valladolid casi dependiendo de sí mismo y a dos puntos del ascenso directo. Esa posición la ocupa el Espanyol, que casualmente tiene que disputar una finalísima en Zorrilla. Con un buen calendario por delante, las posibilidades de que el Real Valladolid alcance el ascenso directo están ahí, al alcance de la mano.

Quedan ocho jornadas y aquel que pueda marcar ya un ritmo alto y encadenar un número de victorias significativo estará a finales de mayo al borde del ascenso. Ya no se pude bajar el ritmo, ya no se puede fallar. Un fallo, ahora, será casi letal. Recuerden lo que pasó en el año del ascenso de Pacheta. A falta de cinco jornadas para el final la Real Sociedad B de Xabi Alonso sorprendió en Zorrilla ganando 0-1. El Valladolid quedó tercero en la tabla y quedaban cuatro jornadas para el final. El Eibar era líder con 74 puntos, el Almería segundo con 73 y el Valladolid tercero con 69. Todo parecía perdido. Los blanquivioletas estaban a cuatro puntos del ascenso directo y a cinco del líder. Y tenían que visitar Ipurua el fin de semana siguiente. Podemos afirmar con rotundidad que la situación actual es mucho mejor que aquella. Aquello acabó bien con cuatro victorias seguidas hasta el final y el pinchazo del Eibar en Alcorcón. Lo que no sabemos es cómo acabará la cosa ahora, esta temporada. Sabemos que los números son más ventajosos que entonces y que el calendario no está nada mal. Es cuestión de poder aprovecharlo.

Pensando en todo lo que le ha pasado al Real Valladolid este año, lesiones de hombres clave como Marcos André, Moro o Amath, crispación social y divorcio de la grada con el entrenador, cambio de escudo, más de cuatro meses sin ganar fuera de casa… ver al equipo, ahora, en esta posición y con todas las posibilidades abiertas es como para valorar lo que se tiene y pensar que puede que lo mejor de la temporada esté por llegar. Más contratiempos y situaciones atípicas no deberían de ocurrir. El cupo está completo.

Nada puede impedir que los aficionados se puedan ilusionar con la posibilidad de ascender. La victoria de Cartagena parece haber limpiado la cabeza de los futbolistas y la moral está afortunadamente por las nubes. Quedan ocho jornadas para el final, muy poco. La posibilidad de ascender es real, pero hay que saber aprovecharla porque son muchos los lobos que quieren el mismo botín. Hay que confiar en que Pezzolano sepa dar con la clave definitiva para que su equipo logre dar lo máximo de aquí al final. El Real Valladolid tiene que salir a ganar cada partido y a demostrar que es mejor que sus rivales. Planteamientos pacatos como el de la segunda parte de Cartagena pueden resultar lapidarios. Queremos ver al Valladolid de la primera parte en Cartagonova, al que pasó por encima del Eibar o al que superó sin complejos al Oviedo o al Racing de Santander. Queremos ver recuperados a Marcos André y pronto a Amath. Pensemos en positivo porque el ascenso está ahí. Queda un mundo, ocho jornadas, pero queda muy poco, menos de dos meses. Estamos a tiempo de todo.

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