Columna de un culé indignado

¿Hay alguna posibilidad de confundir los colores verdiblancos con los azulgranas? ¿Por qué vestir entonces de forma indigna? Ese color coralino da náuseas. No le pido señor Laporta que exija dorsales del 1 al 11 y botas negras. Sólo quiero que el Barça sea el Barça, en Sevilla o en Ulán Bator.

Escribo estas líneas bajo un intenso cabreo, una indignación parecida a la del 15-M. Estoy por poner una tienda de campaña en la Puerta del Sol. Ni Ayuso me obligará a levantarla. Aporreo con rabia el teclado y marca el Betis. Deseé que no anularan su gol en el VAR, que perdiese mi equipo. Fue un instante de ira, una enajenación transitoria. Nunca me había pasado, pero ya no transijo más.

Canté como siempre los goles de Ferrán para ponernos por delante en un instante, pero nada me quitó el cabreo. Señor Laporta: NUNCA MÁS. Aunque tengamos que financiar a 100 años el Nou Camp Nou, aunque nunca volvamos a ganar la Liga y tengamos que conformarnos con ser un levantarecopas, aunque solo ganemos el Gamper.

Una vez posé junto a mi hijo Mario en Twitter con una camiseta amarilla del Barça tras el 8-1 que nos metió el Baryern. Fue un regalo de Reyes, no tenía otra, y me lo pedía el cuerpo, pero NUNCA MÁS. El Pontevedra de granate, el Celta de celeste y el Barça de azulgrana. Prefiero perder con honor a ganar con vilipendio, la honra sin barcos y esas cosas. Ganamos, pero...YA BASTA!

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