Cibeles, Copa y puro
El madridismo se echó a la calle para celebrar una Liga que tiene muchísimos autores, dado que es la Liga más coral y solidaria de la historia del club. La afición se entregó en la Puerta del Sol, en Correos y, sobre todo, en Cibeles, para darles un abrazo sentido a este grupo maravilloso que se ha convertido en una familia inquebrantable e indestructible. El padre de todos ellos es Carlo Ancelotti, que repitió en el bus de los campeones esa imagen icónica con puro y gafas de sol, compartida esta vez con Vinicius, Rodrygo, Alaba, Militao y Camavinga. Esa sonrisa de todos en torno a su jefe representa la pasión que levanta este Madrid que consiguió echar a casi todos los madrileños a la calle en un domingo de sol reventón. Ver a Carletto cantando el himno de la Décima en plan Pavarotti y bailando de manera memorable con Camavinga, a Rüdiger levantando pasiones y gritando “¡aquí está el loco!”, a Nacho siendo un capitán ejemplar pidiendo una ovación para los tres lesionados de cruzados (Courtois, Militao y Alaba) y colocando la bufanda, la bandera y dando un beso sentido a la Diosa, a Luka arrancando de todo Cibeles el grito de “¡Modric quédate!”, a Jude repitiendo su ya histórico gesto con su celebración del gol del Corcovado, al personal pidiendo el Balón de Oro para Vinicius y, hablando de familia, a Joselu y Carvajal repartiendo elogios como buenos cuñados.
Hasta el alcalde, confeso atlético, hizo un discurso tan elogioso y cariñoso hacia el Madrid que empiezo a pensar que su transformación hacia lo blanco puede ser pronto una realidad. La magia de este Madrid hechiza todo. Cibeles sonrió una vez más a su amor eterno y le pidió un nuevo deseo antes de despedirse: “Regresar el 2 de junio con la 15″. ¡Hala Madrid!