Chavales con acné y sin complejos

Esto del fútbol es como las meigas. Usted y yo sabemos que el madridismo sociológico no existe...pero haberlo haylo. Todo empezó con las primeras Copas de Europa en los Cincuenta y continuó en los Sesenta con las películas de Paco Martínez Soria. Era un madridismo sociológico, antropológico y atmosférico. Si del Madrid eran hasta los bosquimanos, imagínense lo que pasaba en nuestro país en todas las ventanillas y despachos oficiales. El Barça consiguió invertir esa tendencia con Cruyff y con Guardiola, jugando al fútbol en el césped y no al Palé en alguna asesoría. Cuando quiso hacer esto último le tangaron unos cuantos millones en el timo del tocomocho y encima permitió a sus sospechosos habituales poner en duda hasta el 2-6, epítome del guardiolismo. Se olvidan los sociológicos que con Negreira nos birlaron una Liga en el Camp Nou contra el Atlético y sin él acabamos de conquistarla con 10 puntos de ventaja sobre el Madrid.

Xavi ha decidido volver a bajar el balón a la hierba y sacarlo de las moquetas. Es lo que mejor sabe hacer el Barça. Tampoco los chavales que surgen como setas en la Masía entienden de complejos postnuñistas y van a lo suyo; jugar, marcar y ganar. Como Marc Guiu, casi un quinceañero que a los 20 segundos de su debut ya sabe lo que es decir “Madrid, te esperamos aquí”.

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