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Celta-Madrid, el juego contra el gol

Fue bonito el partido de Balaídos, gracias principalmente al Celta. Juega muy bien este equipo, manejando el balón con toque, desmarques, apoyos y buen ritmo. Faltaban Iago Aspas e Ilaix Moriba, este víctima de dos tarjetas tan poco convincentes que hasta última hora el club tenía la impresión de que podría jugar. Pero Apelación fue más comprensiva con el fondo ultra del Atlético que con la petición del club vigués, y el hombre se quedó fuera. Aun sin esas dos piezas, el Celta hizo un buen partido, excelente en el arranque y en casi toda la segunda parte, pero el Madrid le ganó por el veneno que tiene arriba.

Digamos que el campeón encontró el gol antes que el juego. Es más: aún con el 0-0 se había comido un contraataque espeluznante, en el que Swedberg recibió cerca de la divisoria sin ningún madridista en 30 metros a la redonda y con medio campo por delante. Lo recorrió bien y finalizó con intención, pero el coloso Courtois salvó el gol con la punta del pie. Poco después, el mismo que puso en marcha esa jugada con un primer pase a Bamba, Fran Beltrán, intentó repetir la conexión, Camavinga la interceptó, entregó el balón a Mbappé y este soltó un disparo sensacional a la escuadra, imposible para Guaita.

El tino estuvo del lado del Madrid. Con poquito consiguió otro gol, en un luminoso pase de Modric a Vinicius, una gran conexión entre dos genios. El buen juego del Celta sólo dio para el de Swedberg, rematando un centro de Mingueza que ha roto en un formidable lateral. Otras ocasiones se escaparon por poco, sobre todo una muy clara de Douvikas. Perdió el Celta, pero le queda el consuelo de su buen juego y el excelente aprovechamiento de la cantera. Giráldez está haciendo un enorme trabajo. El Madrid ganó tres puntos y tranquilidad para esta semana grande, pero le falta mejora. Ancelotti sigue la búsqueda.