Ceballos y Asensio, corazón español
Cambios clave.- En este mismo estadio, hace un par de semanas, el Madrid puso un crespón negro en sus 121 años de historia al jugar por primera vez con un once sin un solo español en el campo. Algo que termina pasando factura, por muy buenos jugadores que tengas y que han dado a este club tantos títulos. Esta vez, Ancelotti intentó arreglar el agujero de la defensa dando entrada a Nacho, madrileño de Alcalá de Henares, que junto a Militao taponó parte de los desaguisados que Rüdiger y Mendy volvieron a provocar con sus inseguridades. Pero de mitad para adelante al equipo le faltaba alma, agresividad en los duelos, compromiso en los balones divididos, sin energía, casi con resignación. Así llegó ese 2-0 al descanso, con una lección magistral de Gerard Moreno. Muy pronto, en el minuto 56, Ancelotti sacó la varita mágica, lógica por su dilatada y exitosa experiencia, y tiró de Ceballos y Asensio, relegando a Kroos y Rodrygo al banquillo. Fue como sacar a Di Stéfano y Gento en los años 50. Se adueñaron de la escena, se apoderaron de la pelota, jugaron respetando la máxima de este escudo (“en el Madrid nadie se rinde”) y acabaron hundiendo al Submarino de Setién con una media hora final para enmarcar. Ceballos es de Utrera, tierra de gente con arte. Y Asensio es de Mallorca, cuna de Rafa Nadal. Dos jugadores que ocupan ese cupo nacional que parece que está para cumplir. Y no es el caso. La lección magistral de Ceballos (torero en todas sus acciones) y Asensio activó a Vinicius y contagió a Camavinga. Pero lo de Dani y Marco debe servir para entender que el producto nacional hay que cuidarlo siempre. Ellos saben lo que es este escudo y que no podía arrastrarse como sucedió hasta el descanso. Ceballos y Asensio, titulares... ¡YA!
La caza a Vinicius.- Como bien dice Antonio Romero en Carrusel, posiblemente a Vini le esté perjudicando de un tiempo a esta parte su empeño en entrar al trapo con las provocaciones de los rivales, lo que le está alejando de su verdadera virtud: ser un futbolista desequilibrante y excepcional. Pero eso no legitima lo que está sucediendo con él un partido sí y otro también. En La Cerámica se atrevió Mandi a darle un codazo alevoso en la cara sin disputa de balón y no vio ni amarilla. Parejo le cazó en el último minuto y, como aseveró Iturralde, era roja directa. Pues solo vio amarilla y encima la grada aplaudió la entrada alevosa como si fuese un videojuego de película gore norteamericana. Y Pepe Reina, a sus 40 años, se pasó desde el banquillo toda la segunda parte diciéndole de todo. En el Mundial nadie le pateó ni tuvo broncas con el brasileño. Por algo será. Toca reflexionar sobre este asunto...
El Barça, en cuartos.- La remontada me recordó a las mágicas del año pasado, esas que elevaron a este equipo a la altura de un Madrid de los milagros. Cuando el genio Ceballos marcó el 2-3 me vinieron tantos y tan buenos recuerdos... Por eso ahora queremos más. Por mí, que en el sorteo de este viernes toque el Barça. Una vez consumada la revancha con el Villarreal, queda pendiente la de los azulgrana por lo sucedido en Riad. Y que se juegue en el Bernabéu, que lo echo de menos tras casi 80 días de ausencia. La Copa es un bálsamo y ahora hay que ir a por ella. La afición echaba humo en el descanso, pero es lo bueno del fútbol. Ahora se ha recuperado la alegría y el optimismo. Va este triunfo por Isabel Expósito, de la peña madridista de La Coma, que nos dejó de forma abrupta esta semana pero que lo ha celebrado desde allá arriba. ¡Hala Madrid!