TOMÁS RONCERO

Camavinga lleva el ‘12′ de Marcelo

La banda izquierda quedó huérfana tras la marcha de Marcelo y por el bajo rendimiento de Mendy. No era su puesto, pero el angoleño ha aprovechado la oportunidad hasta el hueso.

Camavinga lleva el ‘12′ de Marcelo
Rodrigo Jimenez
Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Eduardo Camavinga llegó desde Rennes hace dos veranos a Madrid con la sonrisa del niño que era (18 años). El 31 de agosto estaba a punto de cerrarse el mercado, pero la negativa del PSG a vender a Mbappé agilizó el pago de 30 millones (más 15 en variables) al club francés por esta joya con botas. Siendo una apuesta tan joven a algunos les parecía muy arriesgado y más teniendo en plantilla a maestros en la materia como Casemiro, Kroos y Modric. El Galgo de Cabinda llegó con la humildad del aprendiz pero el talento del catedrático. Su zurda de seda empezó a deslumbrar y estuvo en esas rectas finales de las gloriosas remontadas ante PSG, Chelsea y City.

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Supo esperar su oportunidad y Ancelotti descubrió en este portento de la naturaleza una solución para la banda izquierda, que había quedado huérfana tras la marcha de Marcelo y por las lesiones y el bajo rendimiento de Mendy. No era su puesto, pero el angoleño supo entender la oportunidad que se le presentaba y la ha aprovechado hasta el hueso. Sus exhibiciones como lateral zurdo nos tienen deslumbrados, como reflejó el Bernabéu aclamándole en varias fases del partido ante el Celta. No olviden que Camavinga ha heredado el ‘12′ de Marcelo, lo que hace pensar que estamos ante su heredero aunque no haya nacido para esa posición tan específica.

Camavinga ya ha doblado su precio, ahora vale 60 millones, y el club se mueve para blindarle. Su explosión futbolística me suena a los caminos recorridos por Vinicius, Rodrygo, Valverde o Militao. La factoría cazatalentos de Juni Calafat no descansa. Ese ojo clínico es una mina de oro.

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