Bryan, Brahim y el campus del Juval

Hilo malagueño. Hace unos meses era imposible imaginar que, de aquellos dos niños que se criaron en el barrio 4 de diciembre de Málaga e iniciaron sus carreras en el mismo club, el Tiro Pichón, y hasta compartieron campus formativo en el Atlético Juval durante el verano de 2009 (Bryan apenas tenía ocho años y Brahim, diez, en aquella experiencia en la que también estaba el hoy bético Juan Cruz, y de la que el director técnico era, curiosamente, Pablo Guede, exentrenador del Málaga, ahora en Argentinos Júniors), el que estaría jugando hoy en la Selección sería el primero. Lo de Bryan Zaragoza es una rareza brutal. Fue de no en no por las canteras porque arrastraba cierta fama conflictiva. El Málaga no lo consideró, el Betis lo descartó, en el Sevilla no pasó una prueba y el Atlético también lo rechazó. Nunca ha jugado en División de Honor cadete ni juvenil; y jamás estuvo en una selección autonómica. El Granada, que estaba poniendo en marcha una academia como tal de la que antes carecía, lo rescató. La llamada de Luis de la Fuente ha causado sorpresa, porque en la RFEF suele pesar mucho, salvo las convocatorias exprés con nacionalizados, que los jugadores hayan completado el aprendizaje de las categorías inferiores. Algunas voces en el mundillo consideran populista la llamada de Bryan, algo oportunista con el cebo de su partido contra el Barça. Y puede que con consecuencias.

Caso Brahim. Quien quiera intuir molestia y una medida de presión en las informaciones aparecidas sobre la supuesta opción de que Brahim juegue con Marruecos (por cierto, Bryan también tiene lazos con el país vecino, pero no directos), no va mal encaminado. Al padre y agente de Brahim, Sufiel Abdelkader, no le ha sentado nada bien que el seleccionador no se haya acordado de su hijo después de las lesiones de Yeremy y Lamine. Brahim sí ha recorrido todos los escalones de las inferiores. Internacional Sub-17 (9), Sub-19 (8) y Sub-21 (8), su debut en la Absoluta fue en aquel extraño 4-0 contra Lituania previo a la última Eurocopa que hubo que jugar con los chavales después de que la COVID entrase en Las Rozas. Luego, Luis Enrique lo convocó para los partidos contra Grecia y Suecia, de clasificación para el Mundial. No jugó; y ahí desapareció del mapa pese a que jugó su papel en el Milan campeón de la Serie A y, a sus 24 años, ya ha ganado las tres grandes ligas. Bryan es un alma libre, dentro y fuera del campo. A Brahim, que siempre ha sido un chaval ejemplar (hasta de las cocineras se despedía en aquella época de los campus del Juval), le tocará seguir intentándolo.

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