OPINIÓN

Bombazo ultra para Marcelino

Su salida del Marsella no atiende a argumentos deportivos.

El entrenador del Olympique de Marsella, Marcelino, durante un partido de la Ligue 1.
SEBASTIEN BOZON | AFP
Aritz Gabilondo
Aritz Gabilondo (San Sebastián, 1980) es redactor jefe de fútbol internacional de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, empezó su carrera en El País y desde 2002 trabaja en AS. Ha cubierto Mundiales, Eurocopas y Juegos Olímpicos para este diario. Es comentarista de fútbol internacional en Cadena Ser, Movistar+ y Mediaset.
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Adiós. A Marcelino se le puede achacar que no pasara la ronda previa de la Champions (injusta eliminación ante Panathinaikos), pero su salida del Marsella no atiende a argumentos deportivos. La guerra civil constante en la que vive el OM, culminada esta semana con amenazas de muerte por parte de los ultras al presidente, Pablo Longoria, ha sido la gota que colma el vaso. Es imposible trabajar así. Longoria decidió salir temporalmente; Marcelino definitivamente está fuera.

Ultras. Francia tiene un caldo de cultivo social muy peligroso que hace que los ultras campen a sus anchas. Los del Marsella, por supuesto, también. Están acostumbrados a pedir y que se les dé. Hacen y deshacen. Opinan y deciden. Las salidas recientes de jugadores populares como Payet, Mandanda o Guendouzi no eran bien vistas. Le pasó factura al anterior técnico, Igor Tudor. Lo mismo en su día a Villas-Boas con otros futbolistas. Tampoco aprobaban el despido de empleados del club a los que controlaban. Ni el cambio de tendencia en la cantera, sin tantos marselleses como querrían.

Líder. Todo esto se tradujo en una reunión que ha dinamitado una vez más el club. Rachid Zeroual, jefe de los SW87 (South Winners 1987), quien se jacta de haber despedido a presidentes y entrenadores –entre ellos Didier Deschamps, último ganador con los marselleses de la Ligue 1– estuvo allí. Acusado en su día por asaltar la ciudad deportiva del club. También por una pelea con hinchas del Shakhtar. Se sobrepasaron los límites. Hubo amenazas de muerte. Longoria dijo basta. Marcelino dijo basta. Cualquiera en su sano juicio lo hubiera hecho.

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Hallo Deutschland. Ocho meses quedan para la Eurocopa de Alemania. Ocho. La Mannschaft, sin casi margen para salir de su crisis, anunció ayer a Nagelsmann, un revolucionario, un guerrillero para dar vuelta a la situación. Es él o nadie. Esta semana, por cierto, debuta Gil Marín como miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA en Limassol, Chipre. Entre otras cosas, se decidirá la sede de la próxima Supercopa. Apunten Varsovia.

Hoy descubrimos aCarlos Forbs (2004). Partidazo con el Ajax ante el Marsella en la Europa League de este extremo portugués que ya había maravillado en las inferiores del City –entonces Carlos Borges, ahora Forbs en honor a su madre– y que fue vendido en verano por 14M€, aunque con cláusula de recompra. Zurdo, ágil, muy rápido, seguro que Guardiola celebra su explosión europea.

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