Opinión

Bien, pero sin presumir

Es cierto que el Madrid hizo un buen partido, pero sí hubiera tenido uno bueno de verdad, habría marcado ocho goles al Manchester City.

Partido entre Manchester City y Real Madrid.
ADAM VAUGHAN
Jesús Gallego
En la SER desde 1990, donde ha dirigido y presentado Carrusel Deportivo, Ser Deportivos y Hora25 Deportes. Fue reportero de El Larguero y Carrusel siguiendo la actualidad del Real Madrid y la Selección. Ha cubierto la Liga, Champions, Mundiales, Eurocopas y JJOO Olímpicos. Fue presentador de Deportes Cuatro, Golazo de Gol y Movistar Deportes.
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La abrumadora superioridad del Madrid en el Etihad ante un depauperado City puede confundir a más de uno y llevarlos a pensar que el equipo de Ancelotti es una máquina perfecta que, cuando se pone las pilas, arrasa a cualquiera que tiene delante. No es así. Es cierto que el equipo hizo un partido sobrio y disciplinado, con la gente de arriba muy enchufada, y que con eso le bastó para rematar en 20 ocasiones sobre el marco del inseguro Ederson, pero a ello contribuyó sobremanera el bajón físico y el desastroso momento de confianza que atraviesa el equipo de Guardiola. Si el Madrid hubiera tenido un buen día de verdad, habría marcado ocho goles.

Las facilidades del City no las van a dar otros equipos, que se resguardarán más y mejor, y pondrán en el campo gente con mucho más vigor y más fresca que los veteranos de Pep. Solo hay que recordar que, ante el Espanyol o el Atlético, los de Carletto remataron siete veces a portería y no dieron la constante sensación de superioridad que se percibió en Mánchester. La Champions demostró por qué los blues están ahora mismo tan lejos de la cabeza de la Premier.

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De cara a la vuelta, veremos si Pep decide someter de nuevo a sus veteranos a la centrifugadora del Bernabéu o prefiere apostar por los jóvenes inexpertos que tiene en la plantilla. En la primera opción, a De Bruyne, Bernardo Silva o Stones se les puede el cartón definitivamente; la segunda también es arriesgada, porque a los chavales se les puede caer encima el estadio, pero estos al menos correrán tanto como los rivales. La mejor manera que tiene el Madrid de evitar sorpresas es seguir pensando que queda mucho que sufrir para que esta sea una buena temporada, que nada está cerca de conseguirse, y que quedan por delante partidos mucho más perros y difíciles que el del miércoles. El primero, el de Pamplona, donde con toda seguridad, Osasuna apretará las tuercas y exigirá mucho más que los ingleses y no concederá ni la cuarta parte de ocasiones de gol.

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