Bellingham hace dudar de Mbappé

Bellingham fue un trueno en la selección inglesa, que con él a la cabeza volteó el 0-1 con que se había adelantado Italia. El primer gol llegó en un penalti que le hicieron tras una jugada personal, justo cuando peor estaba Inglaterra, transformado por Kane. El segundo vino de otra arrancada del madridista, que rompió el centro del campo con su carrera y entregó a Rashford para luego cruzarse en su trayectoria arrastrando al central, lo que le facilitó el tiro de gol. Esos fueron sus highlights, pero hizo mucho más. No fue su primer buen partido con Inglaterra, pero sí el mejor hasta la fecha. Llevó la batuta, fue el líder que guio a los suyos.

En declaraciones pospartido encandiló al madridismo con sus palabras en ESPN, que se pueden sintetizar así: “Quiero quedarme en el Madrid durante los próximos diez o quince años de mi vida. Aquí es donde quiero estar. Me encanta estar aquí. Estar en el Real Madrid me mejoró como jugador”. No extraña, es algo que se le notaba. No se puede jugar tan bien si no se está perfectamente cómodo y en su caso era obvio que había encajado perfectamente en el Madrid. Llegado con 20 años a un ambiente nuevo, sin manejar el idioma y caído en una plantilla de grandísimas figuras, se integró al instante, por su talento como jugador y su personalidad.

Cada día me convence más este fichaje hasta el punto de que empiezo a pensar si será ya tan necesario Mbappé. Desde luego es un genio como jugador, con más magia que Bellingham, y para nada incompatible con él. Pero es otro carácter, tiene unos visos de ‘vedette’ consentida que podrían alterar la armonía que ahora se disfruta. No desprecio su calidad, echando a pies quizá le cogería antes que a Bellingham para jugar una final, pero sin duda preferiría a Bellingham para jugar un campeonato, y no digamos ya para diez años. El tiempo dirá lo que haya o no haya con Mbappé, pero lo que sí veo a mi alrededor es menos impaciencia por ficharlo.