Bellingham ha perdido la forma y el sitio
El primer trimestre de Bellingham fue deslumbrante. Ancelotti empezó organizando el equipo con la media en rombo y él en la punta del mismo lo que le daba una proximidad al gol que aprovechó extraordinariamente. El modelo debilitaba al equipo por los costados y lo rectificó para hacer un 4-4-2 en el que el inglés ocupaba el lado izquierdo en la media, pero con libertad para viajar en diagonal hacia el centro del ataque en busca de posiciones de remate que encontraba y aprovechaba. Aquello era un portento: cerraba su lado, contribuía bien al trenzado del ataque, aparecía por sorpresa en el área, marcaba más goles que nadie en LaLiga.
Corría una barbaridad, jugaba todos los minutos. Llegó con una pequeña lesión, pero trabajó a fondo para ofrecerse cuanto antes en una forma flamante, y lo consiguió. Lo contrario que Hazard, que llegó gordito y cuando se puso fino sufrió una lesión de la que no supo recuperarse. El caso es que aquel primer trimestre contrasta con su aportación actual, menor no sólo en goles, aspecto que se podría atribuir al fin de una racha muy afortunada (yo no creo que fuera sólo eso, el gol lo tiene), sino en aportación ofensiva. Una lesión en el hombro (sigue jugando con una órtesis), otra en el tobillo y un virus pasajero le hicieron perder la forma.
Pero también ha perdido el sitio. En estos partidos recientes de tanto repliegue y salida rápida le hemos visto dedicado a entorpecer la salida del rival. Situado un poco más arriba, corre y corre para apretar a los centrales y al medio centro, y cuando el Madrid sale lo hace a través de la regla y compás de Kroos o con un balonazo largo a Vinicius o algún otro. Bellingham va y viene, se afana, pulula, estorba al rival, pero apenas contribuye salvo con algún lujo ocasional, como aquel balón que pinchó en el Etihad. Se echa en falta al Bellingham del primer trimestre, pero yo no me preocuparía demasiado: el jugador es grande y recuperará la forma y el sitio.