Bellingham es la noticia que no cesa
Bellingham lleva diez goles en diez partidos con los dos marcados ante Osasuna, lo que le mantiene en el promedio del gol por partido, la matrícula de honor que sólo los goleadores de época alcanzan. Y ha dado tres asistencias. El mérito añadido es que logra eso sin menoscabo de su formidable trabajo en el medio campo, conduciendo el juego como un Zidane, implicándose en la recuperación, liderando al grupo. Mi amigo Julio César Iglesias me auguró que Bellingham iba a ser para el Madrid un jugador de época, “el mejor desde Di Stéfano”. Me pareció un pronóstico temerario, pero, después de verle estos dos meses en el equipo, ya no.
Un gran fichaje. Me he molestado en buscar lo que hizo Di Stéfano a su llegada. Debutó en la tercera jornada, con gol, y en sus diez primeros partidos había marcado 11. Así que no estaba lejos. Cierto que Di Stéfano hacía aún más que el inglés, porque bajaba hasta la defensa. O sea, hacía lo de Bellingham más lo de Casemiro, pero lo que estamos viendo de este flamante fichaje da para calcular que, en efecto, va a ser un jugador de época. Por alguna razón, quizá el orden impecable en el club, quizá la buena mano de Ancelotti, aquí ha encontrado su biotopo ideal y su producción de goles previa, 24 en 132 partidos con el Borussia, se ha disparado.
Su facilidad para llegar y marcar, ratificada de nuevo en este partido, fue sólo una de las varias buenas noticias del Madrid. Otra quizá sea que Ancelotti ha renunciado al rombo, que le desprotegía en las bandas, cambiándolo por un 4-4-2 con Bellingham a la izquierda, lo que no le ha restado llegada al área. Otra, que Vinicius ya está completamente recuperado. Una más, que Modric sigue en perfecto uso y ayer volvió a ser un libro abierto. Y no me olvido de Carvajal, que está haciendo los mejores partidos de su carrera. Ni de Joselu, que rato a rato ha acumulado ya cinco goles. Todo sonríe al Madrid, líder ahora que llegamos al corte FIFA.