Barreda es fiel al Dakar
Joan Barreda ha vuelto a cumplir con su cita anual con el Dakar. Desde 2012, y ya son once ediciones consecutivas, ha ganado al menos una etapa en la carrera más dura del Mundo. Sólo acabó de vacío en 2011, el año de su debut, pero a partir del siguiente mostró una voracidad que le ha llevado a un buen mordisco de victorias: 29. Su éxito de este miércoles le asienta como el tercer piloto de motos más laureado en triunfos parciales, cada vez más cerca de Stéphane Peterhansel y Cyril Despres, que tienen 33, pero con una importante diferencia: los dos franceses son pluricampeones del Dakar, con seis y cinco Touareg respectivamente, mientras que Barreda ni siquiera se ha subido al podio en sus 12 participaciones. Esa es la gran asignatura pendiente del castellonense. Y también la causa, muy posiblemente, de que no se encuentre todavía en los altares del deporte del motor español, a pesar de ser el piloto con más victorias dakarianas. El año pasado logró superar a Jordi Arcarons, otro cazaetapas que no subió a lo más alto, que terminó su carrera con 27, y antes ya había aventajado a Marc Coma, que sumó 25, aunque en su caso sí logró anotarse cinco veces la general. A Barreda le ha faltado siempre una mayor regularidad, además de una pizca de suerte, para haber peleado el triunfo final. Sus mejores puestos han sido dos quintos en 2017 y 2022.
En la presente edición se fracturó el dedo gordo del pie izquierdo en la segunda etapa, para continuar con su colección de desventuras en el desierto. Eso otorga un mérito aún mayor a su victoria, que estuvo a punto de ceder por una rocambolesca decisión del jurado, que le quitó y le devolvió la conquista en apenas media hora. En el mundo de Barreda pasan estas cosas. Su éxito le aupó a la cuarta plaza de la clasificación, a 4:30 de Daniel Sanders, un tiempo pequeño para las motos. Otra vez podemos ilusionarnos con que este será su año. Su fidelidad al Rally Dakar lo merece.