Aún recordamos Colonia y Metz

Cualquier aficionado del Barcelona firmaría sobre un papiro visitar al Paris Saint-Germain de Kylian Mbappé y traerse de vuelta cualquier resultado que no fuese una derrota. Más aún si en un parpadeo pasamos hace una semana del 0-1 al 2-1, con la grada del Parque de los Príncipes rugiendo por las arengas de Dembélé. El enloquecido 2-3 final se interpretó como el regreso triunfal del Barça en Europa tras un lustro entre ocasos.

Hoy nos vuelven a asaltar las dudas. ¿Defender la ventaja mínima o salir oteando la portería rival? Cada una de las dos opciones tiene su riesgo, pero en esta edición de la Champions parece que al Barça le favorece la segunda versión, beneficiada por el hecho de que ya no exista la ventaja de los goles en campo contrario en caso de empate. Por ello, en vez de mirar de reojo el marcador y manejar el resultado inicial en horizontal, quizás no salga más a cuenta pensar que en vez de un cruce es un partido de la fase de grupos, con tres puntos en juego. Los que vamos acumulando años y canas aún recordamos en nuestra adolescencia tardía y juventud temprana dos estruendosas eliminaciones en la UEFA y en la añorada Recopa tras haber ganado fuera por 0-1 al Colonia y al Metz para acabar siendo goleados en el Camp Nou por especular. Eso no va con el Barça. Luego ya si tal, firmamos el empate aunque sea en una barra de hielo.