Antonio Rüdiger, el Toro de Osborne
Atento siempre al ‘outlet’, el Madrid presentó ayer un centralón de muchos kilates, un jugador que mejora indudablemente la plantilla. Llega procedente del Chelsea, tras dejar consumir su contrato, como van haciendo jugadores cada vez con más frecuencia. Eso les expone a la desgracia de una lesión grave sin futuro asegurado (le pasó a nuestro Víctor Valdés) pero les asegura, si no tienen esa mala suerte, elegir destino y coger una buena remuneración. Por este mismo camino llegó al Madrid Alaba, que fue mano de santo. Rüdiger juega el balón bien, quizá no tanto como Alaba, pero sí bien, y tiene una planta aún imponente. A mí me sugiere el Toro de Osborne.
A mí me gustan los centrales así, con poderío, un poco de rompe y rasga, que ‘pintan la raya’. El modelo Eric Garcia, en el que prevalece el manejo sobre la contundencia, me convence menos. Para algunos puede ser una visión arcaica, pero me gusta el central que cierra el camino, que gana de cabeza, que puede con el cuerpo; mejor, desde luego, si juega bien o muy bien. No son cosas incompatibles. Aquí hemos tenido dos imponentes en la última época, Sergio Ramos y Piqué, infranqueables en las malas, excelentes con el balón en las buenas. Y acostumbrados a defender con mucho espacio por detrás, rebatiéndose con velocidad. Dos superhombres.
A esa escuela veo afiliado a Rüdiger, cuya presencia quizá desplace a Alaba al lateral izquierdo, donde Mendy cumple a secas. Alaba tiene mucha más clase para colaborar con el ataque en las subidas, y de hecho esa fue la posición que le hizo grande en el Bayern. Hay que pensar además que Marcelo ya no está. Un buen aficionado me expresaba hace unos días la duda de si Alaba, pasados los treinta, estará aún para largas correrías por la banda, pero hoy ya se ve cómo se alarga el calendario de los jugadores. En todo caso, a falta de Mbappé, el Madrid ha apañado las otras líneas con Tchouameni y Rüdiger, lo que mejora la solidez de la parte de atrás.