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Ancelotti se empata a sí mismo

En un derbi más serio que aparente y triste protagonista de unas imágenes que darán la vuelta al mundo, el Madrid tiró por tierra una victoria que no merecía pero que tenía en la mano. Ancelotti equivocó a su equipo con los cambios, lo aculó a su propia área y le dejó sin salida. No es normal terminar con la línea de cuatro atrás más Lucas Vázquez, Tchouameni y Fran García, con Endrick únicamente como referencia ofensiva. El Atlético le infligió un castigo apropiado ante el ataque conservador que le dio al técnico italiano. Y eso que acertó con el planteamiento de los cuatro centrocampistas, dando a Bellingham el lugar que más le gusta y mejor le sienta. El inglés, junto a Julián Alvarez, estuvo por encima del partido durante el primer tiempo. Pasaron pocas cosas, pero casi todo por su botas.

El Atlético compareció sin Koke y con un 4-4-2 en fase defensiva, que con el balón se convertía más en 1-3-5-2 con Julián en la izquierda. Llorente figuró en la medular y entendió bien esa posición con dos cortes providenciales en el área ante Bellingham y Modric. En ataque se mostró bien Julián, pero no Griezmann y Sorloth, errático este último en las descargas y en las transiciones. Morata está ahora en Milán y a veces se echa de menos lo que se tenía. En cualquier caso, el Atlético sufrió poco, con un sistema de ayudas firme sobre Vinicius.

En la segunda parte, Simeone adelantó la presión de su equipo y el Madrid se traspapeló recurrentemente en la salida de balón. Tchouameni estuvo otra vez horrible, pero Valverde tampoco tuvo su mejor día. Sobre esa premisa de empuje, el Atlético articuló su dominio hasta que Simeone dio otro paso atrás con el cambio de Lino y la transformación del sistema a un 1-5-3-2. Así Vinicius halló el modo de aparecer entre líneas. El brasileño se inventó una falta y una jugada que puso al Madrid en el camino del triunfo antes de la vergüenza ultra. Después, el Atlético salió de otra forma, apretó al Madrid y agarró un premio que nunca se le debía haber escapado. En parte, contó con la colaboración necesaria de Ancelotti y sus cambios.

Militao, siempre solo

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En la jugada del 0-1, falló la vigilancia atlética sobre el central brasileño. Se supone que Reinildo tenía su marca, pero se hundió rápidamente ante la llegada de Bellingham.

Entre centrales

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Javi Galán avanza con el balón sin que nadie le salga y Correa se intercala entre Militao y Rüdiger sin que ninguno le fije. Los dos centrales blancos se dispersan y facilitan el empate rojiblanco.

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