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Ancelotti se agarra al ‘viniciusistema’

Después de tres partidos fuera de casa, bien productivos, porque se trajo los nueve puntos, el Madrid levantó por fin el telón del Bernabéu para un partido de campanillas: campeón de LaLiga (y de la Champions por añadidura) contra campeón de Copa. Colíderes además. El partido prometía y cumplió. El Betis es lo que en tiempos clásicos se conocía como equipo que ‘juega y deja jugar’. Como el Madrid también juega, el partido fue alegre, divertido, con amenaza frecuente para las dos áreas. El primer gran susto se lo llevó el Madrid en un penalti de Carvajal a Fekir que Sánchez Martínez o no vio o rebajó a la borrosa calificación de penaltito.

Pero pronto tomó cartas en el asunto Vinicius. Antonio Romero ha acuñado en sus locuciones de la SER el término ‘viniciusistema’, que le tomo prestado. A eso juega el Madrid de Ancelotti: dádsela a Vinicius y seguidle en su carrera. Él tiene, como dijo un día el propio Ancelotti, una moto entre las piernas y a eso ha sumado una claridad en el trance final que sorprende cuando se recuerda su confusión de hace dos años. Es la gran baza del Madrid en este arranque de temporada en el que Benzema ha perdido su estado de gracia. No es que juegue mal, juega para un ‘7′, ya no para el ‘9′ ó ‘10′. Mientras espera que regresen los ángeles, está Vinicius.

Buen partido, al que no sobró nada, ni el descanso, en el que pudimos ver el tramo final del ascenso a La Pandera, que puso la Vuelta al rojo vivo. Como bueno, aunque demasiado bronco, fue el de Anoeta, donde Sadiq ha caído de pie y Griezmann repitió su rutina de la última media hora. Y cerró el Barça, que mete en seria crisis a Lopetegui. El Sevilla empezó muy bien, pero le frenó Ter Stegen y cuando el Barça se serenó se acabó lo que se daba. Xavi ha hecho un equipo para el formidable Lewandowski, al que sirven muy bien dos grandes extremos con los que se entiende de maravilla. Todo junto, compuso una tarde excepcional de fútbol.