Ancelotti reordena las piezas
De donde venía el Madrid, su mejoría ante el Villarreal no resulta una cuestión menor. Sin enamorar, lejos todavía de lo que puede ofrecer, se percibió una progresión en todas las fases del juego ante un rival con argumentos y amenazas de enjundia. Es cierto que no taponó del todo a Parejo y se descubrió con facilidad en el lado débil de la presión, pero también queda fuera de discusión que fue otro equipo con el balón. Ancelotti dio entrada a Modric, recolocó las piezas de la medular y todo fue distinto. Al Madrid le vino bien el regreso de Valverde al carril central, con el croata y Bellingham situados entre líneas para liberar y poner de cara a la portería a Vinicius y Mbappé. Tocó mejor la pelota, con más viveza y verticalidad y también le sirvió para abrir camino a Carvajal (una pena de lesión) en la derecha.
Con Valverde en el medio, además de la energía y compromiso que ofrece en el retorno, el Madrid ganó capacidad de conducción y cambio de orientación en esa zona. El ‘8′ se atreve con todo y reivindica cada día su condición de futbolista más entonado de la temporada en el equipo blanco. Modric también se responsabilizó de la faceta creativa, y resulta evidente que va a tener que jugar más de lo que quizá esperaba Ancelotti. Sin Tchouameni, esta vez como central hasta que salió Militao, la posesión del Madrid adquirió otra vistosidad y agudeza, certificada por Vinicius con un gol de bandera. El brasileño es igual de certero por dentro que por fuera, situación que no se termina de dar con Mbappé. Visto lo visto, Ancelotti puede que tenga que revisar también la coordinación posicional de sus dos estrellas. Ante el Villarreal acertó con sus retoques en el centro del campo.
Modric, en la salida
El croata aparece como arquitecto de la jugada para dar claridad al Madrid en la construcción en el 2-0. Carvajal gana altura bien abierto y Valverde está entre líneas para lanzar después a Vinicius.