Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Ancelotti no deja a nadie en la cuneta

El domingo Asensio tuvo una actitud de niño caprichoso cuando Ancelotti hizo el quinto cambio, forzado por la lesión de Lucas Vázquez, lo que a él le suponía quedarse sin jugar. Hizo el clásico numerito de enfadado con el mundo, tirando el peto, pateando una botella… El público lo percibió, como ha percibido que durante el verano se ha estado poniendo a tiro para ver si caía algo bueno que le permitiera dejar el club. No cayó, pero en la espera (dicen que el que duda no ama) se le fue la pretemporada. Empezado el curso era el sexto delantero, tras Benzema, Vinicius, Valverde, Hazard y Rodrygo, y hasta diría que ‘ex aequo’ con Mariano.

Y sin embargo Ancelotti ha aprovechado la primera ocasión para recogerle. Le vio más metido en los entrenamientos y anteanoche, sin el menor rencor por aquel desplante ante el Mallorca y con el fino instinto de viejo zorro del fútbol, le hizo salir. La cosa venía fea, el equipo estaba dando el cante y el público, malhumorado, le recibió mal. Lo que nos faltaba ahora era este niñato, venía a ser el sentir general. Pero él apretó los dientes y dejó dos escenas entre las que cabe todo lo que se pide a un jugador del Madrid: una esforzadísima recuperación en el borde de su área que dio lugar a un contraataque muy peligroso y el gol final, en zurdazo imponente.

Y pelillos a la mar. La gente le aplaudió. Tras el veranito que ha dado y su desplante del domingo, Ancelotti podría haber reaccionado pensando: a este que le den. Supongo que es lo que pide el cuerpo en un caso así. Pero es un buen jugador, y mejor tener 23 que 22. Su obsesión es no dejar gente fuera, ya vimos cómo el curso pasado empezó con Bale y Hazard como titulares y cómo ahora ha tratado de tirar del belga cuando ha faltado Benzema, intento en el que me figuro que insistirá. Imprescindible ninguno, necesarios todos. Ese es el lema. Asensio tiene que asumir que no es imprescindible, pero también debe saber que es necesario.