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Ancelotti es el nuevo Ferguson

Los técnicos mediocres se defienden con estadísticas parciales que esconden sus fracasos parciales. Eso les permite parecer más de lo que son y utilizar el Big Data como argumento de peso para pedir burradas, a través de sus agentes, a aquellos clubes que se ven seducidos por el personaje más allá de la persona. En ese escenario, jamás busquen a Ancelotti.

El italiano posee el mejor currículo de todos. Es el que más gana, el que mejor desarrolla su faceta de Director de Recursos Humanos, el que mejor plantea los partidos que deciden títulos, el que sofoca con mayor celeridad los fuegos del vestuario, el que sabe manejar con mayor inteligencia los egos, el que jamás presumirá de ser el técnico con más Copas de Europa (que lo es), el único que ha ganado las cinco grandes Ligas (que lo ha hecho) o el primero que ha conquistado con el Madrid los seis títulos posibles (Liga, Champions, Copa del Rey, Supercopa de Europa, Mundial de Clubes y Supercopa de España). Podría zanjar cualquier debate sobre su talento presentando su impecable hoja de servicios. Pero entonces no sería nuestro Carletto ni varios jugadores se habrían hecho fotos con él en la rúa festiva de la Liga 35 mientras el míster fingía fumarse un puro (Carlo no fuma).

Por eso conviene mimar y cuidar a Ancelotti. No olvido que tras el 0-4 del Clásico muchos cañones le apuntaron, los mismos que ahora le hacen la ola. El criterio no puede ser meramente resultadista. El italiano supo interiorizar esa derrota (él fue el primer en reconocer que se equivocó en su planteamiento) y logró que el grupo entendiese que hasta el mejor equilibrista puede escurrirse si pisa una cáscara de plátano. Carlo puede ser el nuevo Alex Ferguson, un entrenador que no baile en el alambre por una mala noche. Un genio asociado al éxito y al ADN del Bernabéu y del Real Madrid.