Alonso ilusiona con Aston Martin
Ya está. Dentro de una semana, el GP de Bahréin abrirá el Mundial de Fórmula 1 en Sakhir. No va más. Es el mismo circuito donde durante tres días, del jueves al sábado, se han celebrado esta semana los test oficiales. Los entrenamientos han deparado ya algunos datos interesantes sobre el estado de los contendientes, pero en ningún caso se deben tomar como definitivos. Las carreras serán el espejo de la realidad. Apunten el 5 de marzo. De momento sí se puede deducir que el Red Bull es el más fuerte, tanto si lo pilota Max Verstappen como Checo Pérez. El bicampeón saldrá como el gran favorito al título, con el mexicano como alternativa, sin que haya quedado claro quién puede romper el pronóstico. En teoría tendría que ser Ferrari, que ha rodado rápido, y con un plus de fiabilidad sobre el curso anterior, aunque también con una degradación inquietante. El Cavallino Rampante fue el año pasado el más destacado de los test, así que nadie mejor que ellos saben que estas probaturas no son concluyentes. Al menos Carlos Sainz, en el terreno particular, sí ha acabado más contento que entonces con su relación con el coche. Luego viene Mercedes, el teórico tercer monoplaza, que ha mostrado alguna interrogante justo donde nunca la tenían, en la fiabilidad. Al volante, eso sí, sigue Lewis Hamilton. Y eso merece un respeto.
Tanto respeto como Fernando Alonso al volante de Aston Martin. Si descartamos a Red Bull, que circula por otra galaxia, el renovado AMR23 ha sido la sensación en Bahréin, con un Alonso no muy lejos de Mad Max. Una vez en faena, veremos si basta para luchar en las primeras plazas, para pelear por los anunciados podios ocasionales, o si no es oro todo lo que reluce. De entrada, sí da la impresión de erigirse como el cuarto coche de la parrilla, pero ni siquiera esto es tan obvio. Alpine ha enseñado poco. En todo caso, Alonso ilusiona con Aston Martin. Que ya es mucho.