Adiós a la 37
Mascletá en el Bernabéu. Ni en las cuentas de los más escépticos estaba incluida la posibilidad de tirar la Liga en el refugio sagrado del Bernabéu ante un rival que venía arropado con la piel de cordero. El Valencia llevaba 17 años sin ganar al Madrid aquí y, encima, acumulaba un año sin ganar un partido de Liga a domicilio. Para colmo, se autoeliminaron por tarjetas de la ecuación Foulquier, Gayà y Rioja, dando casi por perdido este duelo que debía mantener el pulso en el Everest de la competición. Pero este Madrid tiene un déficit en su juego defensivo que ha terminado por pasarle factura. En una semana con tres partidos seguidos en el Bernabéu ha encajado el equipo... ¡ocho goles! Leganés (2), Real Sociedad (4) y Valencia (otros 2) han señalado las costuras de una zaga que va lastrada desde el arranque del curso por las terribles lesiones de Carvajal y Militao (el 50% de la defensa titular). Me cuentan que Kyle Walker, el musculado lateral del City, se ofreció en el mercado de invierno aceptando un contrato por seis meses. Se desestimó y acabó en el Milan. No acudir al mercado salió bien la temporada pasada, pero como me dijo el viernes el gran Guti en el FID de Segovia “el Madrid nunca se rinde y por eso logra tantas remontadas, pero estamos jugando con fuego y un día no va a poder ser”. Pues ese día llegó y el título 37 de Liga se esfuma en vista de que en ese pulso convulso con el Barça no se pueden pisar más cáscaras de plátano. Da mucha rabia entregar la cuchara de la Liga de esta forma. Hoy no tocaba, no, no y mil veces no. Mi cabreo se eleva todavía tras el empate del Betis en Montjuïc. Si no hubiéramos hecho el canelo, el Madrid se habría ido a dormir a un solo punto de la tropa de Flick y con una sensación de tenerlos acorralados. Por eso, el pinchazo del Barça me consuela a medias...
El penalti de Vini. Es evidente que lo de los penaltis se ha convertido en un problema serio que está pasando factura al equipo de Ancelotti. Los dos fallos de Mbappé al inicio del curso, más el de Bellingham (precisamente ante el Valencia) y el de Vinicius en el Metropolitano reflejan un diagnóstico preocupante en la materia. Pero es verdad que los últimos de Kylian habían entrado bien, incluido el de la noche de Champions ante los vecinos atléticos. Por eso, no entendí que Vini se empeñase en tirar el máximo castigo que hubiese supuesto un 1-0 tranquilizador. El actual gran goleador del equipo es Mbappé y además está luchando por el Pichichi con Lewandowski. Debió tirarlo él. Y punto.
Corberán. Hay que reconocer que el entrenador valenciano ha mejorado la cara de sus paisanos. Lo ha sacado del pozo y con este triunfo hasta puede pensar en tener un final tranquilo de temporada. Eso es de valorar en un equipo que siempre fue grande hasta que Peter Lim empezó a utilizarlo como caja registradora y recaudatoria. Eso no quita que al final obtuviese un botín excesivo. El Madrid no paró de buscar el gol en el segundo tiempo y mereció mejor premio. Pero como el 1-1 no valía para nada, el asumir tantos riesgos llevó a la derrota. Por cierto, el chaval Fran González no pudo hacer nada en los dos goles que encajó. El leonés fue fusilado en los remates de cabeza de Diakhaby y Hugo Duro. Con 19 años no podemos pedirle al chico mucho más.
A Londres con hambre. Desde aquí pido a nuestros jugadores que den un paso adelante y se tomen la eliminatoria del Arsenal como si fuese una final de la Champions. Hay que rescatar ese espíritu irreductible de la Copa de Europa que hace de este club un enemigo temido por todos en cuanto que cruzamos los Pirineos. Por muy mal que ahora pinte todo, eliminando a la tropa de Arteta y tumbando al Barça en la final copera de La Cartuja se podrá aspirar a un Doblete de máximo prestigio. Si ganas la 16 y la Copa número 21 olvidaremos este berrinche liguero que ahora cuesta asumir. Me lo recuerdan mis amigos de la Peña del Eo (Ribadeo), que se niegan a arrojar la toalla...
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