A pierna cambiada
Estaba bien con los rumores de fichajes, las desgracias ajenas, y los sufrimientos por conseguir algo de baratillo. Yo, con eso, me plantaba, no necesitaba campeonato de Liga.
Empezó un nuevo campeonato de Liga en plena ola de calor, a pierna cambiada. Entre la longitud de las competiciones y lo del clima, los innumerables partidos se convierten a veces en suplicios, tanto para jugadores como para asistentes al espectáculo, si es que lo hubiera.
Yo, sinceramente, asisto con mucha pereza al inicio del campeonato. Estaba bien sin fútbol, disfrutaba de ese silencio, aunque apenas han sido unos días los de ausencia de ruido. Estaba bien con los rumores de fichajes, las desgracias ajenas, y los sufrimientos por conseguir algo de baratillo. Yo, con eso, me plantaba, no necesitaba campeonato de Liga. La Champions siempre apetece más, o la Europa League, o las otras competiciones europeas de clubes, por lo exótico: equipos de diferentes países, y estadios de diferentes ciudades. De repente puedes ver al Rayo jugando contra rival bielorruso, por poner un ejemplo, y eso, de por sí, ya es un puntazo. Pero la Liga... tan larga... tan tediosa muchas veces... tan extendida en la semana y en los meses... no me apetece absolutamente nada.
En fin, como ya sabéis muchos y muchas, yo no entiendo de fútbol, pero me he pasado un verano maravilloso recorriendo España con la guitarra en la chepa y con el Atleti siempre presente. En todos lados, en todos los pueblos y ciudades, se me acercan los atléticos para charlar, o abrazar, o fotografiar. Y eso es muy de agradecer.
¡Gracias, colchoneros, somos diferentes!
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Y para abrir boca, el Espanyol. Simeone puso a 5 de los nuevos como titulares y el equipo fue de menos a más. Lo mejor hasta el minuto 30 fue la pausa de hidratación… pero poco después llego Julián. Vaya golito de falta, madre mía. A partir de ahí, el Atleti despertó. Pero pasó lo que tenía que pasar. Llegó el descanso. Los cambios no funcionaron. Koke y Barrios empeoraron lo que había. Y Griezmann y Raspadori no aportaron nada. Chorlo, tampoco. Así que llegaron dos goles del Espanyol que hicieron justicia. Por garra y por intensidad se merecieron ganar. Odio perder el primer partido de la temporada, pero cuando es tan merecido no queda más remedio que felicitar y callar y aprender.
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