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A perro flaco, lesión de Llull

El refranero español, tan sabio casi siempre, dice aquello de “a perro flaco, todo son pulgas”, cuando parece que a alguien “le ha mirado un tuerto”. Las dos moralejas se concentran en la Selección, que hila una penalidad con otra en su camino al Eurobasket. La última desgracia ha sido la baja de Sergio Llull, con una lesión muscular que no garantizaba su presencia en el torneo al menos hasta los octavos. La salida del menorquín es una ausencia muy sensible para los planes de Sergio Scariolo, porque torpedea directamente la línea de flotación del puesto más castigado, el de base. A la retirada del Chacho Rodríguez y la grave lesión del líder, Ricky Rubio, se unieron también la baja por merma física de Carlos Alocén y la renuncia personal de Guillem Vives. Por si fueran pocas fatalidades, también ha abandonado la concentración Alberto Abalde, que eventualmente puede jugar en esa posición. Alberto Díaz y Quino Colom no pasaron los cortes. Y ahora viene lo de Llull. El estadounidense Lorenzo Brown se queda bastante solo al timón. Crecido en su nacionalización.

La única parte buena de la noticia es que la candidatura de Juan Núñez gana enteros. Hay que acelerar el futuro. La baja de Llull, decíamos, afecta a una posición en la cancha. Pero también a muchas más cosas. Es uno de los veteranos, un jugador con experiencia, capaz de cambiar el ritmo de un partido. Y también tenía asignada la función de conducir a los jóvenes junto al gran capitán, Rudy Fernández, que sobrevive como un viejo gladiador mientras restaña sus heridas. Después de una etapa gloriosa, España estaba abocada a pasar una exigente transición, pero los puentes de enlace se han ido derrumbando poco a poco y la experiencia está resultando más traumática de lo esperado. El Eurobasket dictará, pero no queda otra que encomendarse a la heroica. Y a la imaginación de Scariolo.