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A Pepe Domingo Castaño, ‘in memoriam’

Madrid amaneció lluviosa y triste porque corría la noticia de que Pepe Domingo Castaño, ese hombre querido por todos, había muerto. No fue una muerte esperada, sino precipitada por una enfermedad que en principio parecía menor pero que rompió imprevistamente en desenlace fatal. A mediodía escampó y en el tanatorio de Pozuelo pudimos abrazarnos todos sus amigos, que somos toda la profesión y más. Todos de acuerdo: nos deja un vacío en el alma pero se va en plenitud, con 80 años en los que disfrutó la vida porque la amó. La amó en la radio, en la música, en el deporte, en los amigos, en la familia… Y murió en activo y en su plenitud.

El deporte, al que él tanto entregó, le homenajeó en los dos grandes acontecimientos del día en su ciudad de adopción. La Vuelta a España, que rendía viaje en Madrid, le dedicó un emotivo minuto de silencio en su salida del Hipódromo y luego desarrolló el más espectacular y emocionante fin de la carrera que hayamos contemplado nunca. El clásico recorrido por Madrid, atestado de público, no finalizó en esprint masivo, sino en la agónica llegada de cinco héroes escapados, con el impagable Evenepoel de animador y Groves como ganador. Sin duda, un gran final para una gran carrera.

Y de ahí el foco se trasladó al Bernabéu, donde el Madrid ganó un partido trepidante en su primera hora, más calmado en la última media. Una exhibición de Kubo, un demonio con el encanto de los zurdos, que con su juego puso 0-1 a la Real hasta el descanso. Y al regreso, dos subidas por la izquierda de Fran García, que se desquitó así de sus sufrimientos atrás ante el japonés, culminadas con goles de Valverde y Joselu. Todo ello precedido de la victoria de Carlos Sainz en Singapur. Una gran jornada de deportes en la que faltó, no obstante, algo: su tradicional “¡Hola, hola!” al saludar desde la COPE el inicio de las tardes deportivas. Descanse en paz.