A la altura de Estados Unidos
La ciudad de Málaga, un templo del baloncesto nacional, ha sido un lugar espléndido para recordar que la última vez que España ganó a Estados Unidos fue con el recordado Javier Imbroda a la batuta, en la lucha por la quinta plaza del Mundial de Indianápolis 2002. Y no es porque la Selección no haya competido con destreza ante la primera potencia de la canasta. En aquel equipo ya estaban Pau Gasol, Navarro y Felipe Reyes, que luego protagonizaron dos finales épicas en los Juegos de Pekín 2008 y Londres 2012 ante el Team USA, al que nunca más pudieron derrotar. Fueron sus verdugos en esas dos citas olímpicas, y también en las de Atenas 2004, Río 2016 y Tokio 2020. No es ningún desprestigio caer ante EE UU, que ha tumbado a España 27 veces en 31 partidos, pero la verdad es que ya hay ganas de sustituir el ‘casi’ por un ‘al fin’.
Otro de esos ‘casis’ se vivió el domingo en el Torneo del Centenario FEB, donde los de Sergio Scariolo volvieron a competir al nivel de la más grande hasta que se desinflaron en la recta final. Ahí es donde EE UU suele marcar la diferencia, capaz de mantener la intensidad y ese orgullo tan característico durante todo el choque. Esta vez queda el consuelo de que fue un amistoso. Y, como tal, es mejor sacar las conclusiones constructivas que harán mejorar al grupo para el Mundial. España ganó con solvencia a la Eslovenia de Luka Doncic y no perdió la cara ante la USA de Steve Kerr. A pesar del golpe que supuso la baja de Ricky Rubio, hasta el punto de descender cuatro puestos en el ranking de favoritos de la FIBA, el equipo ha sido competitivo con las armas que tiene, llámense Aldama, Juancho, Willy, Abrines… o Díaz y Núñez, los dos únicos jugadores confirmados en la lista mundialista por el seleccionador, en un claro gesto de confianza. Ellos serán los bases. Y España estará a la altura, como ya han podido comprobar los mismísimos Estados Unidos.