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A Ancelotti le han cambiado las preguntas

“Cuando teníamos todas las respuestas nos cambiaron las preguntas”, escribió una mano anónima en una pared de Quito. O fue una creación literaria, no estoy seguro. Lo he recordado en vísperas de este partido europeo de ida, ‘rara avis’, en el Bernabéu. Supongo que al cabo de tantos años el Madrid habrá hecho tantas eliminatorias europeas abriendo como cerrando en casa, pero a día de hoy se hace raro. Con las vistosas remontadas del curso pasado, en el que incluso ‘remontó’ ante el Chelsea tras haberle ganado allí, se hace raro e incómodo iniciar esta eliminatoria en casa. El Madrid se enfrenta esta vez a un examen diferente.

Me viene bien aquí el recuerdo de Di Stéfano, que prefería jugar la ida en casa porque confiaba en acumular un resultado contundente con el que viajar. Cuestión de gustos. Pero el madridismo tiene como un tesoro el recuerdo de muchas remontadas en el Bernabéu tras resultados preocupantes, o más aún, en la ida. Han sido muchos en tiempos relativamente nuevos y hasta en los novísimos, con esas escenas mágicas de hace muy pocos meses. Se trataba de batir récords con liebre, como en aquellos años de La Quinta del Buitre en la Copa de la UEFA. Lo de esta noche es otra cosa, no hay liebre, no hay listón, nadie sabe cuántos goles hacen falta.

Enfrente va a estar un Chelsea muy cambiado. Cuando se enfrentó al Madrid le acababa de ser expropiado a Abramovich. Ahora está en manos del dueño de Los Ángeles Dodgers de béisbol, que lleva invertidas tres fortunas, una para comprarlo, otra para fichajes en verano y una más para refuerzos en enero. De momento no le luce. Tras un feo ‘cásting’ en el que manoseó entre otros a Luis Enrique se decidió por Lampard, vieja gloria del club que como entrenador tuvo arrancada de caballo inglés y parada de burra manchega. Ancelotti jugará con los del 0-4 en el Camp Nou. Le han cambiado las preguntas, pero es sabio y encontrará respuestas.