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Lunin responde, Militao se enreda

Esta vez se comprobó el estado de necesidad. El Cádiz no se resignó como el Levante y le dio más que un partido al Real Madrid, que permitió todas las ocasiones del mundo a su rival, incluido un penalti. Lo detuvo Lunin, guardameta que la hinchada madridista apenas conoce. Le tapa la larga sombra de Courtois, uno de los artistas de la temporada. Lunin aprovechó la ocasión que le concedió Ancelotti y fue el mejor del equipo.

El empate descoloca al Cádiz, que pasó de la derrota al empate y de la posición de descenso a la posibilidad de salvar definitivamente la categoría, pero terminó donde estaba: penúltimo, obligado a ganar al Alavés en Vitoria y esperar noticias del Mallorca y Granada. Todo el estrés que el Real Madrid se quitó de encima hace varias semanas, cuando menos en la Liga española.

Lunin detiene el penalti lanzado por Negredo durante el Cádiz-Real Madrid del pasado domingo.
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Lunin detiene el penalti lanzado por Negredo durante el Cádiz-Real Madrid del pasado domingo.

Ancelotti mantiene su carrusel de cambios, mide los minutos de los jugadores y saca conclusiones de lo que ve. En Cádiz, se vio poco del Madrid, excepto la maravillosa jugada de Rodrygo que precedió al gol de Mariano. Una pequeña obra maestra que mezcló varias artes del fútbol. El joven extremo condujo la pelota con decisión, habilidad y astucia, mostrándola y escondiéndola como un tahúr, enviando señales equívocas que los defensas del Cádiz no lograban descifrar. Una jugada de puro aroma brasileño.

Rodrygo se ha reivindicado totalmente en las últimas semanas. En cada partido ha ganado confianza, como si se sintiera admitido en la exigente cofradía del Real Madrid. Hasta ahora se le tenía por un jugador de detalles, de grandes detalles, pero sin demasiado peso en el equipo. Competía con Asensio por el único puesto en el aire. Si el Madrid juega el 4-3-3, Rodrygo se ha ganado el sitio.

Si Ancelotti se decide por el 4-4-2, y a eso suena la alineación en la próxima final de la Copa de Europa, Valverde será titular indiscutible. Ha entrado en una fase arrolladora. El campo se le queda pequeño, o lo convierte en demasiado grande para sus perseguidores. Su estampa actual remite a un jugador que Ancelotti recuerda muy bien. Hay mucho de Gerrard, el famoso centrocampista del Liverpool, en la zancada inalcanzable de Valverde, cada vez más compaginada con la destreza y la inteligencia en sus acciones.

Lunin destacó porque impidió la victoria del Cádiz en varias intervenciones, incluido la estirada en el penalti que lanzó Negredo. No fue una atajada cualquiera. Valverde y Rodrygo dejaron claro que están en posición de revista, impecables en lo suyo. En un partido donde el Cádiz ametralló a un Madrid comodón, un jugador ofreció una nota especialmente discordante. Militao se equivocó mucho y gravemente.

El central brasileño falló en los marcajes, despejes y anticipaciones. Pareció desenchufado, concesión que no se puede permitir. Es un defensa que requiere de la máxima cantidad de energía y concentración. En un estado exuberante funciona bien o muy bien. Si desciende uno o dos escalones, como le ocurrió en Cádiz, se vuelve demasiado vulnerable.