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Rodrygo está 'on fire'

Una jugada mágica. Cuando un futbolista está iluminado se atreve con todo. Es el caso de Rodrygo Goes, que cada día que pasa se reivindica pidiéndole a Ancelotti un hueco en el once soñado de París. El brasileño cogió el balón a 40 metros de la portería y pegado a la banda. Pues desde allí inició una incursión en línea recta que fue dejando rivales amarillos regados por el césped. Amagos, regates con controles orientados, fintas y un último toque, muy sutil, con la punterita que le permitió eludir a Ledesma y asistir a Mariano. El hispanodominicano aceptó el caramelo para estrenar su casillero goleador de la temporada. Pero todos los honores para Rodrygo, que confirmó que su progresión no tiene límites.

San Isidro merengue. El 15 de mayo de 2002 está en el santoral sagrado de los madridistas. En Glasgow, un cisne con botas llamado Zinedine y apellidado Zidane firmó el mejor gol de la historia de todas las finales de la Copa de Europa. Ese remate praxiteliano, con el cuerpo arqueado de forma armonizada como si estuviese programado por ordenador, convirtió un voleón de mi amigo Roberto Carlos en una volea para la Historia. La Volea de Zizou. El Bayer Leverkusen lo sufrió tanto como el recital de Iker Casillas en el cuarto de hora que le tocó jugar por la lesión sufrida por César, portero titular ante los alemanes. El mostoleño salió en frío y con la cabeza caliente por su suplencia. Pero salvó la Novena con tres paradas magníficas, sobre todo una sacada con el pie a Berbatov que era gol sí o sí. Veinte años no es nada, como trovaría el tango. Por eso, este San Isidro soleado ha servido para rescatar aquella maravillosa noche de los Galácticos en la tierra de Braveheart. Me parece el mejor presagio para la final del día 28 en Saint Denis.

Bien por el Cádiz. Si nos ceñimos al partido, hubo cosas muy interesantes. Primero, que el Cádiz es un club señor. Hizo un bonito pasillo a los Campeones de Liga a pesar de que se jugaba la vida y no estaba para homenajes. El Carranza (para mí siempre se llamará así) respondió con una ovación que dignifica a la afición gaditana. Luego llegó el sorteo de capitanes, con dos hermanos (los Fernández) a los que adoro. Álex (29 años) y Nacho (32) se criaron en la Fábrica de Valdebebas y es un orgullo verles liderar dos equipos con mucha historia y leyenda. Y hay que valorar también el partidazo del Cádiz. Se nota la mano de Sergio. Cierto que solo empató, pero de eso tuvo mucha culpa Lunin, que estuvo soberbio, y la calidad de la segunda unidad de la tropa de Ancelotti. El Madrid compite siempre y eso es saber respetar esta Liga, que no admitiría biscottos ni una interesada bajada de brazos.

Lunin y Hazard. Los suplentes siguen aprovechando su oportunidad. Lunin sabe que Courtois no está a su alcance, pero ha demostrado que si el gigante belga sufre un resfriado hay plan B en el banquillo. Su penalti parado a Negredo fue sublime. Y añadió cuatro paradas más de mucho mérito. Y ojo a Hazard. La media hora que le dio Carletto dejó muchos brotes verdes. Creo que al quitarle la placa de titanio han desterrado esos fantasmas que le hacían jugar encogido. Un refuerzo tan inesperado como valioso para esta recta final de curso.

Ánimo al Cádiz. Pase lo que pase en la última jornada, el Cádiz siempre será un equipo de Primera. Una ciudad bañada en amarillo que arropa a su equipo con una pasión admirable. Esto es como acaba. Depende de ese Mallorca heroico y agónico de Abdon Prats y Javier Aguirre. El descenso está que arde.