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El Pucela se resiste a dejar partir el ascenso directo

El Real Valladolid volvió a la carrera por el ascenso directo en Ipurua. El partido se planteó como una final para los blanquivioletas y los pupilos de Pacheta no fallaron. Hicieron un partido siendo el Valladolid, pero también robándole la identidad al Eibar, a un equipo que crecía desde la fortaleza defensiva y el acierto en el área contraria. Mereció ganar el conjunto pucelano porque fue el que más dominó, el que puso en más problemas al rival, ante un líder, ya no, que no disparó entre los tres palos. Los armeros tenían la oportunidad de sentenciar su ascenso y se ven ahora con la obligación de ganar los tres partidos restantes. Lo tiene difícil, pero más fácil que los vallisoletanos, porque dependen de sí mismos.

Pacheta insiste en los tres medioscentros (4-3-3) y aleja a Iván Sánchez de la portería contraria, cuestión que preocupa pese a la victoria. Pretende el técnico del Real Valladolid que el andaluz ponga calidad en la zona de creacción y lance a Plata, pero da la sensación de que el futbolista podría ser más dañino, podría sumar más para el equipo más cerca de la portería contraria. Como también da un poco de "penita" que Weissman se haya convertido en los últimos partidos en una isla. El hebreo, que suma 17 goles, no encuentra espacios para el remate cuando los encuentros están igualados, cuando los espacios son mínimos y tiene la atención en solitario de los dos centrales rivales. Con el Eibar perdiendo y volcado, el goleador tuvo más espacio y aprovechó la asistencia de Anuar, el corazón blanquivioleta. Y no me resisto a mostrar mi extrañeza, de nuevo, al hecho de que con tres de los cuatro defensas rivales con tarjeta, los extremos, los atacantes pucelanos dejaron de medir y atacar a esos jugadores. Eso también es fútbol.

Con esa buena disposición pucelana, con los tres puntos de Ipurua, el Real Valladolid conserva sus opciones de ascenso directo, pero es inevitable acordarse del petardazo de la semana pasada cuando los pucelanos tiraron muchas de sus opciones. Los tres puntos perdidos ante el Sanse son un latre muy pesado, pero quedan nueve puntos en juego y los blanquivioletas tienen que pelear por hacer un completo y después esperar el fallo de los de Garitano, a quienes les puede entrar los nervios.