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Sonrisas en la Catedral de la felicidad

En el minuto 58 , parte de San Mamés se quedó a oscuras. Una grada lateral. La Catedral invitaba al recogimiento. A meditar por la noche tan espléndida que estaba brindando el Athletic a su parroquia. Aquí han caído Barça y Madrid en Copa y faltaba la faena redonda ante el tercer grande de España. Un Atleti abrumado, que apenas dejó huella en el estadio vizcaíno. Hubo un tiempo en el que Simeone instauró la tradición de maniatar a los leones, pero estos se han soltado los fantasmas y le tienen amargado. La velada acabó entre olés. Williams fue un dolor de muelas para Giménez, y Vesga crece hasta parecer una estrella. Fueron 90 minutos de delicatessen, exquisiteces con el balón y en intensidad. Por encima de las más altas expectativas. Raúl García, en el día en que subió al podio de partidos en LaLiga, hizo su mejor faena ante su exequipo.

Marcelino tuvo tiempo para demostrar que a veces muda su habitual piel 4-4-2: acabó con tres centrales, un 5-4-1, con Berenguer como único punta. El Atlético no encontró a Griezmann ni a Carrasco y fue aplastado. Se precipitaba a la hora de pisar el campo ajeno. Apenas cargaba el área con uno o dos hombres. Una ruina. Los leones ejecutaban rápido y con precisión. El partido más completo del año. Ya están a un punto del Villarreal en la lucha por la séptima posición. Una noche inolvidable enganchados a la grada como un matrimonio perfecto. Así deben acabar el año, intentándolo con todas las fuerzas. Acabaron extenuados. Mentalidad ganadora.