El talonario de Klopp
Lugar de culto. Por más estadios que uno haya visto, aunque no sea la primera vez que se visita, estar en Anfield es siempre diferente. Es historia de una ciudad, de su club, del país donde se inventó el fútbol y de Europa. Ahí se marcan goles desde 1884, 18 años antes de que en España se disputara el primer torneo oficial. Hasta ese templo llevó el Villarreal a su gente, que en número de 3.000 no quisieron perderse tal cita con la historia. Por el día disfrutaron de la cuna de los Beatles, de su Caverna y su música en directo; por la noche tatarearon e inmortalizaron con sus móviles el ‘You´ll Never Walk Alone’ en la casa de Bob Paisley, Joe Fagan, Rafa Benítez y Jurgen Klopp, los entrenadores que hicieron del Liverpool el club británico con más Copas de Europa. En ese lugar de culto jugó el Villarreal de Unai Emery, quien también pelea año a año, proyecto a proyecto, por tener un espacio entre los grandes. Desde luego que el respetuoso saludo con el que le recibió Klopp no fue el que le da a cualquiera que pasa por ahí.
Donde todo empezó. El autobús que trasladó a la prensa hasta las cercanías de Anfield pasó en su trayecto por Goodison Park, la casa del Everton, el escenario donde comenzó en agosto de 2005 la historia del Villarreal con la Champions. Muchos de los presentes recordaron aquella eliminatoria de la fase previa en la que el Submarino sacó el billete para su primera presencia entre los grandes de Europa, una edición que acabó a las puertas de la final de París con el penalti de Riquelme. 17 años después el Villarreal volvía a estar en Liverpool, donde hace seis también jugó una semifinal en Anfield, entonces de la Europa League, pero anoche era de la Champions, palabras mayores en un fútbol donde cada vez se paga más con petrodólares y se conspira en reservados con Superligas que nos privarían de sueños como el del Villarreal. En estos 17 años transcurridos desde aquel partido contra el Everton, el amarillo de su camiseta se ha visto en prácticamente todos los estadios míticos del viejo continente, con una trayectoria brillante en la presente temporada. El Villarreal sigue siendo un equipo de pueblo, porque sus orígenes ni los pierde ni renuncia de ellos, pero que hoy es un equipo de autor que compite con sus armas, aunque el Liverpool impusiera su ley porque sus recursos son infinitos.
168 millones en el banquillo. Para calibrar a lo que se enfrentaba el Villarreal no hacía falta mirar al césped. Solo con echar un vistazo al banquillo del Liverpool uno contaba 168 millones invertidos en futbolistas. Aun así, el plan de Emery mantuvo su portería a cero los primeros 45 minutos. El de Hondarribia llegó hace años a la élite en Mestalla anunciando que prefería ganar 5-4 que 1-0, pero el tiempo le ha hecho más cauto, menos idealista y sus títulos ahí están. En 405 minutos jugados contra Juventus, Bayern Múnich y Liverpool su Villarreal solo había encajado 2 goles. Pero la cosa le fue mal en la segunda mitad. Como preludio de lo que se avecinaba, al descanso en Anfield sonó ‘Common People’, canción de Pulp, cuya letra de Jarvis Cocker versa sobre una chica cuyo padre está “forrado”, pero ella quiere tener una vida común. Pero el cantante le dice que su vida nunca será de persona común, porque el dinero no lo es todo, pero ayuda que no veas. Y así, con talonario, es como el Liverpool ha construido en torno a Klopp un equipo con apenas fisuras, con arreones de rodillo y físico de caballeros medievales, un Liverpool que marcó dos goles, otros dos le fueron anulados y Thiago remató al palo, que tiene un portero por el que pagó 62 millones, aunque de él no hubiera noticias en toda la velada. Así que de persona común tiene poco este Liverpool. París está muy lejos para el Villarreal, aunque imposible no es. Como cantaba su afición al acabar: "Sí se puede".