La Champions que le falta a Pep

En el fútbol actual se critica más al que tiene éxito que al que fracasa. Se llama envidia. A Guardiola le han dicho de todo, a pesar de ser el técnico más laureado de la historia. No sólo eso. También ha marcado una tendencia inconfundible en cuanto a estilo. Logró que todos sus equipos tuvieran un sello único, arriesgado, desde aquel primer Barça B en Tercera hasta un conjunto rudo y directo como fue el Manchester City a lo largo de su historia. Se podrá argumentar que sólo ganó la Champions cuando Messi fue su número 10, pero también que cada vez está más cerca de romper esa maldición: finalista el año pasado, semifinalista en este.

Hay eliminaciones que han escocido especialmente, por ejemplo contra Atlético (con el Bayern), Tottenham, Lyon o, en la última final, Chelsea. En todas ellas propuso más que su rival, pero perdió por contragolpes. En la Champions se castiga la osadía. Guardiola lo ha ido comprendiendo y por eso su librillo cada vez es más pragmático. Se comprobó en el Wanda. Este City no arriesga más de la cuenta. Si pierde, que no sea por errores suyos. Además, ha aprendido a jugar al espacio y no sólo al toque. La apuesta por Haaland va en esa misma línea. Un Pep menos romántico, más fiable. Quizá sólo así pueda ganar la Champions que le falta...